InicioActualidad¿Cómo mejorar el mercado del arte en Tucumán?

¿Cómo mejorar el mercado del arte en Tucumán?

Publicado el

por Javier Habib.

Entrevista a Segundo Ramos, marchand de artes desde el año 2005 y co-fundador de “ Fausto” & María Lilia Peña, co-fundadora de “Fausto” y ex-directora del Centro Cultural Rougés.

Me propuse investigar acerca de cómo mejorar el estado de las artes plásticas en la provincia.

Al comenzar a pensar acerca del diseño de mi investigación, pensé lo siguiente. Si busco entrevistar algún gestor cultural (decir, por ejemplo, un Ministro de Cultura), lo más probable será que encontraré respuestas del estilo “hacen falta más becas para artistas”, “más adquisiciones por parte del Estado”, más, en suma, el argumento fácil de tomar plata de los contribuyentes y volcarla a la cultura.

En lo personal, creo que ese es un medio legítimo y en cierta medida eficaz. Sin embargo, creí que era más interesante abordar la investigación desde otro ángulo. Me interesó saber lo que pensaba una persona que se dedique a la compra y venta de obras de arte.

Quería saber la opinión de un marchand porque pensé que el mercader de obras artísticas es el actor que mueve de manera más orgánica esta industria. Si hay un mercado robusto, en donde los coleccionistas están ávidos de adquirir obras de arte, luego, lo natural es que todo lo demás aparezca como consecuencia: los artistas y sus producciones, las escuelas de arte y todos los beneficios inmateriales que ello trae para la belleza y sofisticación de nuestra sociedad.

Por una cuestión de afinidad personal, me acerqué a Segundo Ramos, un reconocido marchand de obras de grandes maestros (principalmente del norte argentino) y selectos artistas contemporáneos.

Segundo, con muy buena voluntad, me invitó a su preciosa galería, Fausto, ubicada en Muñecas 713, en donde me atendió con su socia María Lilia Peña, que antes de ingresar al mundo de la compra y venta de obras de arte, se desempeñó como directora de uno de los centros culturales más importantes de la región: el Centro Cultural Rougés.

Mi pregunta para ellos fue la siguiente: señores, ¿qué debería pasar para que ustedes vendan más?

Para mi perplejidad, la respuesta, en un robusto sentido, debería involucrar al estado. En lo que sigue elaboro un resumen.

  1. Introducción

Tucumán tiene artistas. Muy talentosos, en gran número, y de diversos estilos; grandes maestros y contemporáneos.

Tucumán tiene galerías. Fausto, Biomba, Rusia, Serna, por nombrar algunas. De hecho, en las ferias nacionales, se nota respeto por la plaza tucumana. Piénsese en la última (Corrientes, en mayo de 2025). Había 84 stands. De los 5 que más vendieron, 2 eran tucumanos.

Tucumán tiene mercado. Hay un gran número de coleccionistas, siempre atentos a adquirir piezas que añoran para su colección e incluso de promover nuevos talentos.

El problema no está tanto en lo que falta, porque hay, sino en lo que podría haber. En otras palabras, el mercado del arte podría ser mucho más efervescente, si ciertas condiciones se pusieran en su lugar.

La más relevante de ellas es la apertura de dos museos: uno de bellas artes (el Timoteo Navarro, que inexplicablemente permanece cerrado hace años) y otro de arte contemporáneo (que no hay).

  1. El problema fundamental

El volumen grueso de la gente que llega a las galerías no compra porque falta un museo que le dé valor a la obra tucumana. En Tucumán no hay museos de arte, y el museo cumple dos funciones en el mercado:

Primero, dota de valor a la obra exhibida, lo que hace que la gente quiera tener obras del artista que exhibe en el museo.

Segundo, educa al que no conoce, lo que resulta en mayores posibilidades de un potencial comprador.

En Tucumán teníamos el Museo “Timoteo Navarro”. Un edificio precioso. Bien ubicado. Con una colección robusta. Y un premio adquisición de carácter nacional. El problema es que ese museo está cerrado, y no se ve que haya mucho interés en volver a abrirlo y darle la vida que merece tener.

3.  La solución

Para incrementar las ventas de obras de arte —y todos los beneficios económicos, sociales y culturales que ello trae— debemos procurar abrir, cuanto menos, dos grandes museos.

En primer lugar, debemos reinaugurar el Museo Timoteo Navarro, el principal museo de Bellas Artes de la provincia. Fue inaugurado en 1915 por el entonces gobernador Ernesto Padilla y, tras varios traslados, se estableció en 1977 en su actual sede, ubicada en calle 9 de Julio 44; un precioso edificio de estilo académico, diseñado por el belga Alberto Pelsmaekers.

El museo cuenta con una colección de más de 900 obras de relieve (entre las que resaltan Benito Quinquela Martín, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Ramón Gómez Cornet, Pompeyo Audivert, Atilio Terragni, Sixto Aurelio Salas, Ernesto Dumit, Juan Bautista Gatti y Ezequiel Linares), y una robusta estructura administrativa con departamentos de Administración, Producción y Montaje, Educación, Comunicación, Patrimonio, Archivo Documental, Conservación y Restauración.

Sin embargo, el museo periódicamente sufre de prolongadas clausuras. Entre 1997 y 2003 permaneció cerrado. En 2003 fue abierto por un corto período. Hoy hace varios años que está cerrado.

El “Timoteo Navarro” debe ser reinaugurado de manera inmediata. Debe estar dirigido por gestores que pongan el foco en educar la mirada y despertar el interés del ciudadano. Para ello, el museo no debe limitarse a montar exhibiciones: debe también ofrecer charlas, debates, cursos, presentaciones de libros y proyección de films; todo orientado a formar el gusto y enriquecer la experiencia cultural de la ciudadanía tucumana. 

Además, el museo debería contar con un buen café, que invite a quedarse, que convierta el espacio en un punto de encuentro abierto y atractivo, incluso para aquellos que aún no saben que pueden llegar a disfrutar contemplando una obra de arte.

En segundo lugar, la provincia debe financiar la apertura de un museo de arte contemporáneo. Un ejemplo elocuente es el caso de Corrientes, que está avanzando en esta dirección con el Museo “Ñande”. Luis Niveiro —maestro, curador y coleccionista— dio el primer paso al donar su colección personal a fines de 2017. En 2019, el Poder Ejecutivo de Corrientes respaldó el proyecto, aportando los fondos necesarios para construir el edificio que albergará el museo, una estructura moderna que incluso cuenta con helipuerto.

Como consecuencia de esta acertada política pública, grandes maestros contemporáneos, radicados en América, Europa, Asia y el norte de África, comenzaron a donar obras al Estado provincial. Hoy, el acervo fundacional del museo supera las quinientas piezas provenientes de diversas partes del mundo.

¿Cómo puede ser, entonces, que Tucumán —con una gloriosa Facultad de Artes y una tradición que ha dado origen a algunos de los más grandes artistas del norte argentino— aún no cuente con un museo que exhiba las obras de sus artistas contemporáneos y de sus jóvenes promesas?

4. Externalidades positivas: turismo especializado y la marca Tucumán

El desarrollo de un ecosistema artístico sólido —integrado por ferias, museos y escuelas de arte— no solo enriquece la vida cultural de una comunidad, sino que también genera una serie de externalidades positivas que benefician al conjunto de la economía.

En primer lugar, el fortalecimiento de la oferta artística estimula el turismo. Las ciudades con museos dinámicos, ferias de arte bien organizadas y eventos culturales atractivos captan el interés de visitantes tanto nacionales como internacionales. Estos turistas culturales tienden a gastar más que el turista promedio, pues valoran la experiencia integral que la ciudad les ofrece, lo que  impacta en sectores como la gastronomía y la hotelería. 

A su vez, el desarrollo del arte impulsa de manera indirecta a industrias conexas como las imprentas y el diseño gráfico. Catálogos, libros de arte, afiches, merchandising cultural: todos estos productos requieren servicios de impresión, diseño y edición.

La conexión con la industria de la educación es igualmente notable. El florecimiento de la vida cultural en una ciudad genera, casi inevitablemente, la necesidad de fundar y consolidar escuelas de arte. Surgen así escuelas de artes visuales, de música, teatro, cine, diseño y escritura, tanto públicas como privadas, que se integran al ecosistema cultural.

Ahora bien, la educación artística es, en sí misma, una industria de altos rendimientos económicos. Una escuela de arte activa no solo genera empleos directos (docentes, administrativos, técnicos), sino que atrae estudiantes provenientes de otras partes. Alguna vez pasó que peruanos y bolivianos venían a estudiar a Tucumán. Estos nuevos habitantes dinamizan el mercado inmobiliario: alquilan departamentos, generan demanda de nuevas viviendas y revitalizan barrios que se vuelven polos culturales. Por otro lado, los estudiantes son también consumidores intensivos de entretenimiento: asisten a conciertos, teatros, ciclos de cine, consumen libros y revistas, y suelen participar activamente en la vida nocturna de la ciudad.

El arte, por tanto, activa industrias complementarias. Sin mencionar que un entorno culturalmente vibrante hace a la ciudad más atractiva para profesionales y empresas creativas.

El resultado es un círculo virtuoso: el florecimiento del mercado del arte produce un efecto de arrastre sobre la economía en general. A mediano plazo, esto incide positivamente en la generación de empleo, la diversificación de la economía, y la resiliencia frente a las crisis recurrentes.

5. Algunos lamentos

En otros años, las élites de Tucumán eran más sofisticadas. El mejor ejemplo de ello es la llamada “generación del centenario”, entre los que resalta Ernesto Padilla, fundador del museo recién mencionado. A fines del siglo pasado tuvimos figuras como Jorge Rougés, a quien le interesaba la cultura, organizaba muestras, patrocinaba artistas, coleccionaba y educaba. ¿Qué pasó con esos hombres? Es notable que gran parte de la élite económica de Tucumán se ha empobrecido culturalmente. Actualmente se presume con vehículos gigantes, viajes a Miami y caserones de concreto.

Te doy un ejemplo, prosiguió Segundo. Hace pocos días se organizó un evento en un local de Yerba Buena, en el que disertó un renombrado economista para 150 empresarios. En el hall de entrada expusimos obras de Ezequiel Linares. La idea era traer a una personalidad de la economía, para acercar el arte a las élites. Solo 10 personas se interesaron por ver y preguntar. El empresariado se ha vuelto poco culto. La vanidad no está dirigida a lo que verdaderamente tiene valor. Presumen de cosas poco nobles. “Ojo,” advirtió Segundo, “nadie tiene la obligación de comprar arte. Pero todos tenemos el deber moral de saber algo de cultura de nuestra provincia. Dentro de ese poquito está el arte.”

Otra cuestión para lamentar es que ciudades como Salta han superado a Tucumán. Hoy Salta cuenta con una feria de arte muy importante, y tiene una universidad, con su escuela de arte. Cuenta con 8 museos provinciales. Recordemos que hace veinte años, se trataba del apéndice de Tucumán. Hoy también lideran el mercado del arte.

6. Una autocrítica

Parte de la decadencia se debe a la falta de cooperación entre los galeristas tucumanos. Durante mucho tiempo estuvimos aislados; había mezquindades y competencia desleal.

Por suerte hoy estamos superando este equívoco, pero el haber permanecido tanto tiempo desunidos trajo consecuencias negativas. Una de estas consecuencias fue que en provincias vecinas, como Salta y Corrientes, los galeristas hayan podido organizar grandes ferias de arte. En Tucumán, eso aún no se logró.

Y expresó Segundo: “¿cuáles son las enseñanzas que les dejamos a las futuras generaciones? No fuimos buenos dadores de información. No hemos logrado comunicar lo suficiente; explicar que existe un mercado y que es fácil acceder a él. Para que esta industria crezca debemos organizar una gran feria tucumana, es responsabilidad nuestra.”

Afortunadamente, hoy las galerías tucumanas han comenzado a trabajar en conjunto. Se impulsan proyectos colectivos, y hay mucho compañerismo.

7. Conclusión

Como dijimos, el mercado del arte tucumano goza de buena salud. Pero podría estar mucho mejor. Basta pensar en el ejemplo de Salta, que goza de una ebullición mercantil mucho más efervescente.

Para potenciar el mercado del arte, basta con que el Estado o las élites financien la apertura de dos museos. El primero es el ya constituido, pero actualmente clausurado, Museo Timoteo Navarro. En cuanto al segundo, se impone arbitrar los medios necesarios para la creación de un museo de arte contemporáneo.

Estos dos museos cumplirían un rol fundamental: educar la mirada y apreciación estética de la ciudadanía. De ese modo, se incrementan las posibilidades de que más personas se dispongan a participar activamente del mercado del arte. Este mercado no solo generaría comercio y trabajo, sino que aliviaría al Estado de la carga exclusiva de financiar la cultura.

Es importante enfatizar que la apertura de museos no es una responsabilidad exclusiva del Estado. Las élites también pueden intervenir, como ocurre en Buenos Aires con el caso del MALBA. Aunque es cierto que el Gobierno podría estimular el mecenazgo, y para ello cuenta con diversas herramientas: desde acuerdos directos, negociados mano a mano entre el Poder Ejecutivo y grandes empresas, hasta mecanismos impersonales y generales, como incentivos fiscales.

 

4 COMENTARIOS

  1. Excelente nota!!! Me adhiero respecto a la importancia de reabrir los museos de Tucumán. Creo que son los principales constructores de cultura y por ende del mercado que se necesita para la comercialización de obras en Tucumán. Gracias

  2. Hay un error en la nota . No se expuso en hall de un salón , se expuso en Radar galería . Fausto y Radar expusieron juntos las obras de Linares

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

últimas noticas

El país como síntoma


por José Mariano. La angustia es el vértigo de la libertad. Søren Kierkegaard Hay algo en el...

La Necesidad de una verdadera Reforma Educativa de verdad

por Daniel Posse.  Los ensayos e intentos, siempre quedaron en nada, porque quizás eran cáscaras...

La dictadura que no se fue

por Enrico Colombres. La dictadura que no se fue, el poder real que no votaste...

Creer o no creer: la pregunta detrás de cada titular

por Facundo Vergara.  Entre la desconfianza y la migración hacia nuevas propuestas Una paradoja define hoy...

Más noticias

El país como síntoma


por José Mariano. La angustia es el vértigo de la libertad. Søren Kierkegaard Hay algo en el...

La Necesidad de una verdadera Reforma Educativa de verdad

por Daniel Posse.  Los ensayos e intentos, siempre quedaron en nada, porque quizás eran cáscaras...

La dictadura que no se fue

por Enrico Colombres. La dictadura que no se fue, el poder real que no votaste...