InicioPolíticaEl neopopulismo de derecha

El neopopulismo de derecha

Publicado el

Por María Valentina Aranda Zottola.

El populismo nunca desaparece: muta, se disfraza, se digitaliza. Y en su versión de derecha, puede convertirse en una máquina de despojar derechos mientras promete libertad.

La política argentina atraviesa una transformación que no podemos ignorar. El populismo, lejos de ser una reliquia del pasado, se reconfigura en clave neoliberal y digital. Ya no se trata de un pueblo movilizado en sindicatos, movimientos sociales o partidos, sino de una ciudadanía fragmentada, emocional y atrapada en el lenguaje de las redes sociales. Este fenómeno tiene nombre: neopopulismo de derecha.

Lo esencial permanece: la lógica amigo/enemigo, la figura del líder carismático que interpela directamente al “pueblo” y la promesa de una redención nacional. Pero todo cambia en su forma: el pueblo ya no es un sujeto organizado, sino una audiencia dispersa que consume política como espectáculo.

Del populismo clásico al neopopulismo
El populismo clásico, en Argentina, supo construir identidad alrededor de la justicia social, el trabajo y la intervención del Estado. Cristina Fernández de Kirchner, en su primer mandato, hablaba de un “nosotros” compuesto por trabajadores, familias, militantes y organizaciones que confiaban en la ampliación de derechos y en un Estado presente.

El neopopulismo de derecha, en cambio, se sostiene en otro “nosotros”. Un “pueblo” redefinido no por sus lazos colectivos, sino por la bronca contra la casta, el rechazo a los partidos y la exaltación del mérito individual. Javier Milei encarna este cambio: el Estado no es garante de inclusión, es el enemigo a destruir. Su base de apoyo no son sindicatos ni movimientos sociales, sino usuarios de redes, jóvenes precarizados, sectores medios desencantados que buscan un atajo para salir del hartazgo.

Un pueblo convertido en audiencia
La clase popular, históricamente organizada, hoy aparece dispersa. La precariedad laboral, el trabajo informal y la crisis de representación política desarmaron los vínculos tradicionales. Allí interviene el neopopulismo de derecha: ofrece una identidad a quienes ya no encuentran pertenencia en colectivos, sino en la bronca común contra las élites.

Las plataformas digitales reemplazan a los sindicatos. El like sustituye a la marcha. La emoción vale más que la organización. El pueblo ya no es actor: es espectador. Y el líder, más que conductor político, se vuelve showman.

La ciudadanía recortada
El cambio más grave está en la idea de ciudadanía. Mientras el populismo clásico articulaba derechos civiles, políticos y sociales —memoria, justicia social, participación—, el neopopulismo de derecha reduce todo a una sola dimensión: la libertad entendida como no interferencia del Estado. Pero bajo esa bandera de libertad se esconde un vaciamiento de derechos.

La salud, la educación, el trabajo dejan de ser conquistas colectivas para convertirse en asuntos individuales. La política deja de ser negociación democrática para reducirse a plebiscito del líder. La democracia se vacía desde dentro.

Un riesgo para la democracia
El neopopulismo de derecha no solo muta: erosiona. Al apelar a la frustración social y convertir la indignación en identidad política, desgasta las instituciones y radicaliza la polarización. Lo que se presenta como una cruzada libertaria, en los hechos, puede terminar en un retroceso democrático.

No se trata de un debate teórico. En la Argentina de hoy, lo vemos en los discursos que exaltan la violencia contra la “casta”, en la deslegitimación de sindicatos, partidos y parlamento, en la reducción del ciudadano a consumidor, en el desprecio por lo colectivo. El lenguaje se achica, la política se empobrece, y la democracia se vuelve frágil.

El populismo clásico construyó comunidad. El neopopulismo de derecha promete libertad, pero entrega soledad. Y en esa soledad, el poder del líder se expande sin control.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

últimas noticas

La capacidad negativa

por José Mariano.  Me parece que lo que distingue a un hombre de logros sobresalientes...

Desaprender para volver a pensar

Por Ian Turowski. Durante décadas, la historia oficial nos fue narrada como un dogma. Lo...

Violencia es mentir

Por Nadima Pecci. La proliferación de falsas denuncias de género, fruto de la aplicación ciega...

¿Que es la Discapacidad?

Por María D.Vera Amate Perez.  Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo: los...

Más noticias

La capacidad negativa

por José Mariano.  Me parece que lo que distingue a un hombre de logros sobresalientes...

Desaprender para volver a pensar

Por Ian Turowski. Durante décadas, la historia oficial nos fue narrada como un dogma. Lo...

Violencia es mentir

Por Nadima Pecci. La proliferación de falsas denuncias de género, fruto de la aplicación ciega...