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El Éxito

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Por Catalina Lonac. 

Éxito es conocerse a sí mismo.

En la vida hay una riqueza que es la económica, la que deambula por escrituras, y hay otra que es la solidaria y transita la sabiduría. 

El éxito puede tener muchas dimensiones. Muchas personas encuentran el éxito en áreas que no son económicas, como el crecimiento personal, las relaciones significativas, el impacto social, la creatividad o la contribución al bienestar de la sociedad. 

Cada individuo puede definir su propio éxito de manera diferente y esa diversidad en las percepciones es lo que enriquece nuestra sociedad. La gente decide en qué tener éxito. Lo que es injusto es que un científico, por ejemplo, no vea reflejada su importancia en su economía. Y no digo riqueza, que es otra cosa, sino la posibilidad de vivir una vida digna, ya que toda la humanidad probablemente se aproveche de sus investigaciones y descubrimientos. En ese caso hay una clara injusticia y una brecha que debe modificarse, ya que son los grandes capitales los que terminan beneficiándose económicamente de ese científico. Hay un claro desplazamiento de la riqueza que no se condice con la justicia, ni con la moral, ni con la ética. Lo que quiero decir es que si el éxito se va a medir con billetes, esos billetes deben ir a quien los genera, descontando obviamente la ayuda que el capital aporta para el trabajo científico. 

Sabemos acabadamente que uno de los poderes más intensos del mundo son los grandes laboratorios apoyados muchas veces por la Organización Mundial de la Salud. Es inadmisible que un científico que benefició a toda la humanidad muera porque quizás no pueda comprarse una droga. Pero como dije al principio, cada uno elige en qué tener éxito o triunfar. Un poeta seguramente morirá pobre, pero con la enorme satisfacción que hizo sentir a las personas sentimientos inolvidables. 

Hoy nadie está exento del consumismo, en mayor o menor medida. y eso es el alimento primordial del capitalismo. Y quiero aclarar que no estoy en contra del mismo, sino en la desigualdad que genera de acuerdo a lo que las personas decidieron tener éxito. ¿Ante qué nos arrodillamos, además de Dios, en el caso de los creyentes?¿Ante qué se arrodillan las personas en general? el dinero, la sabiduría, el humanismo, la solidaridad, la ciencia, la virtud. ¿A quién prefieren tener en su mesa? Porque he visto a burros repletos de dinero ser recibidos como grandes señores en banquetes incomprensibles donde los temas jamás son el menor atisbo de sensibilidad, inteligencia o cultura. 

Lo mismo que pasa con el éxito pasa por el poder al que se llega, por supuesto, de diversas maneras (algunas non-santas). Pero se los reverencia por las dudas, aún sabiendo que ese lugar que ocupan les queda enorme. ¡Ay, la hipocresía! ¡Ay, el sistema! que nos ha llevado a dar vueltas todo patas para arriba desde que dejamos atrás el trueque. Entonces aparecieron la picardía, la astucia, la inteligencia direccionada y en, el peor de los casos, la avaricia. Se confundió el medio con el fin y nos olvidamos que no podremos ser felices hasta que el último de los mortales no viva dignamente. Hay tantos que creen expiar sus culpas dando una limosna sin saber que esa limosna mísera y cobarde lo convierte en una persona oscura y perdida, vacía y sin sentimiento. Tampoco sirve la caridad, quizás mejor conceptuada, porque siempre dan lo que les sobra, tirando lo que no les sirve y creen que hacen un bien. 

El problema del capitalismo no es su ideología, es que convirtió el dinero en un fin y no en un medio. Los avaros, que se llaman capitalistas, jamás leyeron a Adam Smith, padre del capitalismo, y quien lo haya leído… entero, sabe perfectamente que nunca Smith habló de acumulación. El acumulador es un psiquiátrico al que estoy segura que el poeta le tiene pena. Dudo mucho que las personas que decidieron tener éxito de diferentes maneras sientan y disfruten de la misma forma. Podría hablar de cientos de casos: deportistas, escritores, maestros, filósofos, profesionales, pero no es el propósito de este escrito discernir caso por caso. 

También creo que el periodismo hizo de las suyas dando demasiada importancia a los ricos como si fueran una especie de vedettes. ¿Vieron que los periódicos ya no tienen críticas de arte? sólo escriben economistas o curiosidades de los políticos. ¡Qué pena! Hemos perdido lo esencial de la vida, el disfrute. Pero el disfrute no morboso, el que nos enaltece como seres humanos. Resulta que hoy solo hablamos de inteligencia artificial, de la macro, de los corruptos. Hemos perdido la capacidad de la reflexión (volvernos sobre nosotros mismos y pensar y crear). Todos somos exitosos en algo y debemos aprender a valorarnos. No llegar a la riqueza monetaria, no nos hace menos triunfadores. No nos alienemos y mantengamos el respeto por todas las actividades pero no renunciando jamás al derecho de que todos puedan tener una vida digna, no solamente con sus necesidades básicas cubiertas, sino también con la oportunidad de la disponibilidad de un disfrute económico merecido por el triunfo que lograron, cualquiera sea. Tenemos el derecho primordial de elegir qué queremos y poder vivir de ello. 

Kafka dijo una vez “El animal arrebata el látigo al amo y comienza a darse latigazos para sentirse amo”. Eso es alienación. 

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