Por Leonardo Talarico.
El 5.º Encuentro de ACDE Tucumán fue, sobre todo, una oportunidad para detenerse a pensar en lo que sostiene a una sociedad más allá de los números y los discursos. Convocados bajo el eje de la confianza como motor de la vida pública, empresarios, referentes de la educación, dirigentes y periodistas compartieron una jornada de reflexión que dejó en claro que el desarrollo no se explica sólo por la economía, sino por los vínculos que hacen posible la convivencia.
Desde el comienzo quedó marcada una idea central: los pilares invisibles del desarrollo, como señaló Daniel Dessein, son los que permiten que las instituciones, los proyectos y las empresas puedan sostenerse en el tiempo. Hablar de confianza es hablar de ética, de responsabilidad y de compromiso ciudadano. No hay progreso duradero si esos pilares se resquebrajan.
En esa línea, Daniel Herrero aportó una mirada sobre la innovación y la transformación, pero subrayando que nada de eso tiene sentido sin el valor de las personas. En un contexto donde la tecnología avanza con rapidez, recordó que lo decisivo es reconocer el talento, la creatividad y la capacidad de los equipos para aprender y adaptarse. La innovación no es un fin en sí mismo, sino un proceso que se apoya en culturas organizacionales donde la confianza sea un activo real.
La educación fue otro de los ejes fuertes del encuentro. Silvia Torres Carbonell y Florencia de Zavalía remarcaron que educar es mucho más que transmitir contenidos, es formar personas capaces de emprender una vida con valores, con sentido y con responsabilidad hacia la comunidad. Se insistió en que la confianza se aprende desde temprano, en la familia, en la escuela y en los espacios de socialización que marcan a las nuevas generaciones. Sin educación con valores, es difícil construir una sociedad cohesionada.
El debate sobre ciudadanía, con la participación de Pablo Hatem, Benjamín Gollán, Matías Matuk y Francisco de Rosa, amplió la perspectiva. Ser ciudadano, plantearon, es algo más que un estatus legal, implica participar, informarse, sostener instituciones y contribuir activamente al bien común. En un tiempo atravesado por la polarización y la indiferencia, se destacó que la tarea de “hacer ciudadanos” es más urgente que nunca y que requiere un esfuerzo colectivo, desde las familias hasta las instituciones.
El cierre, a cargo de Fedora Viviani y Silvia Bulla, recuperó la idea que atravesó toda la jornada, la confianza como un bien común que se construye entre todos. Se subrayó que la confianza no se impone ni se decreta, sino que surge de la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, de la honestidad en las prácticas empresariales, de la responsabilidad de los medios de comunicación, de la seriedad de la política y del compromiso cotidiano de cada ciudadano.
Lo que dejó este 5.º Encuentro de ACDE Tucumán es una convicción compartida: sin confianza, el desarrollo no tiene cimientos. Reconstruir esa confianza es un desafío enorme, pero también una tarea posible si cada sector asume su responsabilidad. Empresarios, educadores, comunicadores, dirigentes y ciudadanos forman parte de una misma trama. Sólo si esa trama se fortalece podremos aspirar a un futuro en el que la palabra tenga valor, la innovación tenga rostro humano, la educación forme en valores y la ciudadanía sea algo más que una consigna.