por Simón Podazza.
El holograma del nuevo orden, brillante, tecnificado y liberal, flota sin cuerpo, sin base, sin pueblo.
Estos últimos años estamos viviendo la construcción internacional reaccionaria que busca e intenta conseguir establecer su modelo político ideológico a nivel global. Esto se ve representado en el ascenso de figuras como Donald Trump, Javier Milei, Elon Musk, entre otros. Procederé a analizar el caso que nos atraviesa, el de la Argentina.
Estos grupos se han caracterizado por la construcción de un mito revolucionario basado en la recuperación de valores tradicionales y en enfrentar la supuesta degeneración de la nueva sociedad, muy arraigado con la idea de lo LGBT, Progresista, etc. La teoría puede ser atrapante pero la barrera de la práctica ha sido un problema grave dentro de estos grupos.
Podemos atribuir sus victorias electorales al estar siendo solapa de movimientos tradicionalistas y plutocráticos pero sobretodo al fenómeno de ser la reacción a movimientos previamente en el poder. Esto se ve en cómo han conseguido que la sociedad tenga determinadas ideas que ellos propulsaron, pero siempre es en relación a un opuesto, no han podido crear una material identificación propia mayoritaria. Fuera de una pequeña masa de convencidos atravesados por realidades sociales alejadas de la del común argentino no han podido configurar una verdadera presencia popular.
“Una masa humana no se ‘distingue’ y no se hace independiente ‘por sí misma’ sin organizarse, y no hay organización sin intelectuales. […] El error de muchas ideologías consiste en creerse ‘originales’ y ‘creadoras’, sin haber asimilado críticamente las fases anteriores del desarrollo.” (A. Gramsci 1930-32).
Entendiendo esta cita de Antonio podemos rescatar de este nuevo movimiento ha logrado organizar el odio popular y esto desembocó en las elecciones del año 2023 donde consiguieron a una masa despolitizada convencer pero no politizarla a su favor. Vemos como no han podido configurar un grupo real de intelectuales autóctonos. En dirigencia se encuentran intelectualoides, influencers o personalidades cuya raíz no viene del propio movimiento. Lo que genera una desconexión con la realidad material de la población. No entendieron o no interpretaron de modo correcto a la cultura de nuestro país, lo que lleva a este holograma a dar intentos de mimetización con otros sectores, cruzadas intentando afirmar que surgen de una base de clases bajas y populares que entran a contradicción con su concepción elitista tanto de la cultura como de la economía.
Este fenómeno termina por generar un proceso acelerado de internas y conflictos que otros movimientos tardaron años en que salgan a la luz. Un claro ejemplo es el
surgimiento de un sector conservador que puja por ser el más fuerte dentro del movimiento incluso aliándose con el peronismo federal.
Esta profunda desconexión con la practica tiene origen también en su base politica ideologica, al ser un movimiento profundamente globalista con una idea de homogeneización cultural importan discursos estadounidenses y/o europeos, sin entender las condiciones materiales de nuestro país y sin cumplir lo que promueven, hablan de los valores tradicionales y no quiero caer en la falacia ad hominem sin embargo ningún referente entra en el estereotipo que desean, desde no estar casados, no tener hijos hasta tener varios divorcios, hijos no reconocidos, etc.
La poca disciplina que de esta organización es la que está llevando a su propia destrucción, no generan una base firme popular que pueda crear raíces. Si bien en las redes sociales han logrado ganar el espacio poco sirve para establecer a un proceso de larga expectativa. Su ideología que apunta a un fin del sentimiento de comunidad avanzando sobre la destrucción de los lazos sociales no ayuda, el individualismo rampante los atomiza y todo proyecto no atravesado por fin de ganancia economía es sumamente contradictorio.
Por ahora lograron mantener una postura firme como oficialismo al no ser necesario una estructura material humana sin embargo hay que esperar que va a suceder en estas legislativas en octubre. Al no surgir nuevos dirigentes de sus no existentes bases en muchos lugares tendrán una competencia y solo la presencia nacional de este holograma flotante podrá rascar algún porcentaje de votos, pero una victoria a gran escala, exceptuando algunos casos, se ve realmente difícil. En el lugar donde más votos deberían tener, CABA, por su realidad completamente adherida al capitalismo y al proceso de homogeneización neoliberal, una de sus pocas candidaturas de nombre fuerte, no llega a tener un peso lo suficientemente fuerte como para que realmente podamos predecir que vaya a ganar.
En estos procesos los movimientos y organizaciones contra hegemónicas deben profundizar en la práctica sobre la cultura nacional y la idiosincrasia del pueblo, acompañándola con teoría económica fuerte que pueda solucionar los obstáculos de la clase trabajadora para conseguir su liberación. La clave está en el balance entre politizar masas y captar las necesidades de los despolitizados.
Más que nunca hay que estudiar los procesos de construcción de grandes organizaciones con peso político en nuestro país y en los demás también. No solo los que adhieren a nuestras propias ideologías. Poco a poco hay que nutrirnos de teoría política completa que pueda llevar nuestras ideas a conformar un verdadero proceso de emancipación humana.
Mientras este proceso lo vamos construyendo hay que empezar a desmantelar los distintos hologramas que acechan nuestros objetivos. El holograma es el oportunista del odio que lleva a una situación de violencia generalizada sin un fin colectivo superador. Hay que acabar con la legitimación del odio por el simple hecho de odiar.
La construcción de masas politizadas es un buen comienzo para la estructuración de una patria renovada y con expectativas de crecimiento. Promovamos espacios de decisiónpopular,charladebate, federacionesjuvenilesytodoespaciodeparticipaciónque nos nutra de todas las realidades posibles donde puedan actuar las fuerzas del conflicto y consenso para volver a confiar en la comunidad como conjunto.
El holograma del nuevo orden, brillante, tecnificado y liberal, flota sin cuerpo, sin base, sin pueblo. Mientras tanto el árbol robusto de la resistencia, enraizado en su tierra, crece y pronto dará frutos.