por José Mariano.
No te creas tan importante.
G. I. Gurdjieff
En un mundo saturado de consejos vacíos, estos 82 no buscan agradarte. No pretenden que seas más exitoso, ni más productivo, ni más querido. No quieren que seas feliz. Quieren que te despiertes. Gurdjieff no escribía para el algoritmo, sino contra él. Sabía que el hombre vive dormido, atrapado en automatismos, hábitos, excusas, roles. Por eso dejó estas frases: pequeñas alarmas. Instrucciones para dejar de repetir y empezar a existir.
No son mandamientos. No son verdades absolutas. Son herramientas. Algunas te van a incomodar, otras te van a doler. Pero si leés con atención, quizá alguna te haga pensar que vivir no es solo durar. Que estar despierto no es estar atento a las notificaciones. Y que ser libre no es hacer lo que uno quiere, sino dejar de ser lo que a uno lo domestica.
Los 82 consejos de Gurdjieff
- Fija tu atención en ti mismo. Sé consciente, en cada instante, de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
- Siempre termina lo que comenzaste.
- Haz lo que estás haciendo lo mejor que puedas.
- No te encadenes a nada que, a la larga, te destruya.
- Desarrolla tu generosidad sin testigos.
- Trata a cada persona como si fuera un ser único.
- Organiza lo que has desorganizado.
- Aprende a recibir y a dar.
- No mientas, pero no digas toda la verdad.
- No robes, ni siquiera una idea.
- No desees ser imitado.
- Haz planes de trabajo y cúmplelos.
- No ocupes demasiado espacio.
- No hagas ruidos innecesarios.
- Si no la tienes, imita la fe.
- No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
- No te apropies de nada ni de nadie.
- Reparte equitativamente.
- No seduzcas.
- Come y duerme lo estrictamente necesario.
- No hables de tus problemas personales.
- No emitas juicios cuando no sepas todos los datos.
- No establezcas amistades inútiles.
- No sigas modas.
- No te vendas.
- Respeta los contratos que firmaste.
- Sé puntual.
- No envidies bienes o éxitos ajenos.
- Habla sólo lo necesario.
- No pienses en los beneficios que tu trabajo puede generar.
- Nunca amenaces.
- Realiza tus promesas.
- En una discusión, pon el corazón.
- No te hagas el importante.
- No actúes por impulso.
- No adules.
- No te quejes.
- No busques justificarte.
- No te defiendas cuando te ataquen.
- No te compares.
- La persona que estás frente a ti es tu espejo.
- No te obsesiones con que te entiendan.
- No repitas.
- No insistas.
- No hables de ti sin necesidad.
- No pienses en lo que fuiste.
- Da sólo cuando te lo pidan.
- Agradece cada día, cada instante.
- No cultives vanidad, ni orgullo.
- Acepta que alguien puede saber más que tú.
- No uses palabras innecesarias.
- Aprende a estar solo.
- No te identifiques con tus pensamientos.
- No te identifiques con tus emociones.
- No te identifiques con tu cuerpo.
- No te identifiques con tu nombre.
- No te identifiques con tus recuerdos.
- No te identifiques con lo que posees.
- Sé amable sin esperar recompensa.
- Sé firme sin ser agresivo.
- Sé valiente sin alardes.
- Sé simple.
- Observa tus apegos.
- Observa tus miedos.
- Observa tu egoísmo.
- No te autoengañes.
- No culpes.
- No expliques.
- No manipules.
- No tengas miedo al ridículo.
- No tengas miedo al fracaso.
- No tengas miedo al silencio.
- No te hagas el mártir.
- No te hagas el sabio.
- No te hagas el santo.
- No te hagas el fuerte.
- No busques tener siempre la razón.
- No seas posesivo.
- No seas esclavo de tus deseos.
- No seas esclavo de tu pasado.
- No seas esclavo de tus ideas.
- No seas esclavo de nadie.
Gurdjieff, o el arte de no dormirse
Gurdjieff no fue un gurú. Fue un despertador. Su enseñanza no ofrece consuelo, sino trabajo. No propone un camino fácil, sino una sacudida. Su diagnóstico es brutal: vivimos como autómatas. Reaccionamos, repetimos, actuamos como si fuéramos libres mientras somos arrastrados por hábitos, emociones mal digeridas, creencias heredadas. Para él, despertar no era una metáfora, sino una urgencia.
Leer estos consejos no basta. El verdadero desafío es vivirlos. Al menos uno. Al menos un día.