por Maria José Mazzocato. 

Todo empieza con una notificación, o tal vez un video sugerido en Instagram. Un hilo que alguien compartió despierta curiosidad. Una noticia recortada, un meme que te hace reír, un gráfico indignante, un tuit que parece verdad – y que no lo es-. Todo parece espontáneo – aunque no lo es -.

Enigma Político, el futuro libro de Cristian Monteverde nos empuja a mirar de frente eso que ya nos atraviesa pero que casi nunca nombramos: la política ya no se mueve solo en el Congreso, en la calle o en los medios tradicionales. Hoy se disputa, se define y se deforma en los circuitos invisibles del algoritmo. Y eso, aunque nos cueste admitirlo, ha modificado las reglas del juego democrático.

El libro es una exploración incisiva y minuciosa de este nuevo escenario: un territorio donde los algoritmos digitales ya no son herramientas sino actores políticos, silenciosos, abstractos, impunes. ¿Qué vemos y qué no? ¿Qué gana relevancia y qué se hunde en el olvido? ¿Quién tiene voz y quién desaparece del radar? Las redes sociales, lejos de ser espacios libres e igualitarios, se han convertido en filtros que seleccionan lo que importa. Y no lo hacen en función de lo justo, lo necesario o lo urgente, por que en realidad, lo que Cristian nos comenta que hablar de “Principio de Igualdad Política”, no está perdida al 100%, solo que está siendo automatizada, programada en función de lo que retiene tu atención.

Monteverde plantea que la era de las ideas, de los grandes discursos y de las militancias identitarias está siendo desplazada por una microsegmentación emocional orquestada por inteligencias artificiales. Hoy, las campañas no buscan persuadir a la razón: buscan impactar en la emoción más volátil que tengas. Una bronca, una tristeza, un miedo. Esa es la llave. Porque el algoritmo no piensa, lo calcula minuciosamente para hacerte sentir, aquello que estas deseando ser reconocido -una suerte de bola de cristal emocional-, poniendo en juego teorías sociológicas y el nuevo manejo de las masas.

La tesis central del libro es provocadora: la democracia ya no se puede entender sin el lenguaje del algoritmo, y quien no domina esa lógica, queda fuera, no sólo del poder. Fuera de la conversación, del mapa, del debate, de la visibilidad. Lo que no se muestra, no se discute. Lo que no se discute, no existe. Y lo que no existe, no se transforma.

En estas páginas, la política se nos presenta como un teatro de sombras donde lo que parece espontáneo está cuidadosamente programado, Monteverde habla de “el cementerio de las ideas virtuales” ese territorio inmenso donde millones de pensamientos, opiniones, denuncias, propuestas y sueños mueren antes de nacer. No porque alguien los haya censurado, sino porque no lograron entrar en el juego de la viralidad. El autor no cae en la trampa del catastrofismo, pero sí enciende una alarma. Y lo hace con lucidez: si seguimos entregando la deliberación pública a los caprichos del código, si normalizamos que la opinión pública esté mediada por sistemas que no rinden cuentas, entonces la ciudadanía dejará de ser consciente. Y ahí sí, se volverá simplemente programable.

Uno de los momentos más intensos de su futura obra, es cuando Monteverde describe cómo las emociones fueron desplazando a las ideologías. La bronca reemplazó al análisis. El miedo desplazó al argumento. La indignación venció al pensamiento crítico. Porque en este ecosistema, el que más se enoja, más se viraliza. Y el que más se viraliza, más poder tiene.

Enigma Político también invita a una reflexión sobre el cuerpo democrático, es decir, en donde ese cuerpo no es solo una idea abstracta. Es un conjunto de personas con capacidad de decidir, de reunirse, de disentir, pero cuando la agenda se impone desde un algoritmo que nadie controla, la decisión deja de ser propia y se convierte en una reacción condicionada. ¿Qué libertad queda en una elección cuando el camino ya fue trazado emocionalmente por un sistema automático?

Desde FUGA acompañamos este lanzamiento con entusiasmo, pero también con responsabilidad. Venimos observando este fenómeno hace tiempo: la digitalización de la política no es una novedad, pero su naturalización como única forma posible sí lo es. Influencers que construyen narrativa sin militancia, que plantan ideas, que en vez de avanzar, retrasa, Hashtags que reemplazan plataformas, Clips que anulan contextos y simplifican la vida en 20 segundos. En fin, la nueva era del algoritmo como nuevo soberano.

Monteverde no se resigna. Por el contrario, este futuro libro que en FUGA te hacemos un pequeño spoiler, una mini preview, un pequeño teaser… es un llamado urgente a la conciencia, a la necesidad de recuperar el espacio público como lugar de encuentro y no de programación, no de suplantación de tus ideas, donde el juego político no sean conducido por los que te vendan tus ojos, sino también aceptar la nueva era digital y ser nosotros quienes la programemos, no que nos programe a nosotros, Enigma político, captó mi interés no tan solo por su mirada contemporánea de este nuevo ciclo político y su enlace con la tecnología, sino que es un espacio de reflexión que nos invita a defender la democracia no solo en sus instituciones formales, sino en sus canales de circulación. Porque si el algoritmo se convierte en la única estructura de poder, entonces ya no elegimos: obedecemos.

Y cuando eso pasa, ya no hablamos de democracia. Hablamos de automatización.