por Fernando Ayala.
Hay personas que son como una pausa.
Una pausa que no detiene, sino que reinicia.
En un mundo lleno de estímulos, urgencias y demandas, ese tipo de encuentros vale oro. Porque no se trata de lo que te dicen, sino de cómo te hacen sentir.
Las energías no mienten.
Podés intentar disimular una emoción, maquillar una verdad o postergar un dolor.
Pero la energía, esa vibración sutil pero poderosa, habla antes que vos.
Nos pasa a todos. Entramos a un espacio y sentimos liviandad.
O todo lo contrario: un peso inexplicable.
Y cuando alguien con buena energía aparece, lo notás sin necesidad de palabras: te alivia, te ordena, te recuerda quién sos.
El poder de reiniciar
Reiniciar no es empezar de cero.
Es volver a uno mismo.
Es apagar el ruido y sintonizar con algo más profundo: paz, propósito, verdad interior.
Y muchas veces, ese proceso no lo hacemos solos. Lo provoca la presencia de alguien más. Alguien que no necesita resolverte, solo estar.
En esos vínculos, la energía no te exige: te contiene.
No te invade: te inspira.
No te consume: te recarga.
Elegir con quién vibrar
La buena energía es real. No es magia. Es coherencia.
Es cuando lo que alguien piensa, siente y hace… está alineado.
Y eso se percibe, se contagia, se agradece.
Rodearse de personas con esa energía no es un acto de egoísmo: es autocuidado.
Elegir tu red energética no es excluir, es proteger tu centro.
Porque lo que te rodea, también te moldea.
Somos conexión
Igual que un celular busca señal, nosotros necesitamos red.
Pero no cualquier red: una que no se corte cuando más la necesitás.
Una que te abrace en silencio, te recuerde que no estás solo, y te ayude a volver a vos cuando perdiste el rumbo.
Quizás por eso, las personas con buena energía no siempre hablan mucho.
Pero están. Y su sola presencia te reinicia.
Vibrar, elegir, recargarse
En un mundo de energía, donde somos energía,
es necesario elegir dónde recargarnos,
dónde conectarnos,
para fortalecer la energía que queremos,
la energía que necesitamos,
la energía que buscamos.
Porque al final del día, la verdadera abundancia no está solo en lo que tenés,
sino en cómo vibrás. Y con quién.
Las energías son reales. Y la gente con buena energía… te reinicia.