Por Sergio Eduardo Suárez.
La historia no siempre se cuenta, a veces se grita, a veces se mutila. Recuperar la memoria es devolverle voz a lo silenciado.
Entre Alberdi, la memoria y la contrademocracia: las voces del pasado todavía interpelan el presente.
El día jueves 31 de julio y 1 de agosto del 2025, por primera vez en la ciudad de San Miguel de Tucumán se llevo a cabo en la Universidad San Pablo el I Festival de la Historia Pública del Noroeste Argentino. Cabe destacar, que estas lecciones inaugurales se realizaron en el marco de un encuentro que nunca hubo antes en la provincia, una jornada dedicada a la divulgación histórica. La coordinación del evento estuvo a cargo del docente de la casa de altos estudios el Dr. Javier Habib (USPT).
La primera mesa panel fue para la distinguida línea de historiadores del COCINET, los Dres. Facundo Nanni y Cecilia Guerra ambos de la UNT, y los Dres. Rene Galván y Esteban Brisuela de la UNSe. En la segunda mesa panel disertó el Dr. Carlos Segura (CONICET– UTDT) junto a una Comitiva de Historia de Central Córdoba de Santiago del Estero y Museo Histórico de San Martín de Tucumán.
“¿Cómo escribir un libro de divulgación (y no morir en el intento)?”, fue la consigna de la primera mesa panel. La propuesta fue la de un espacio de pensamiento abierto sobre cómo narrar, divulgar el pasado fuera del ámbito académico. Con esta directiva horizontal se pretendió poder abordar nuestra historia desde la participación de un lugar común, en vista de una memoria colectiva presente capaz de contar la realidad y veracidad de los hechos tal cual fueron.
En el Festival de Historia Pública del Norte pude observar las primeras implicancias políticas de lo transcurrido en los orígenes históricos de nuestra sociedad en cuanto lo público. Este complejo entramado proceso de construcción de la Ciudad-Estado fue categorizado como de “arriba hacia abajo”, verticalista, de corte militar, con élites que conformaron las primeras autoridades regentes una vez independizado el territorio.
Me pareció sumamente interesante el protagonismo que le dieron al rol de la mujer, quitando la clásica o tradicional mirada patriarcal, que descalifica a sus acciones en domesticación y cosificación, cobrando vigorosidad e igual rasgo distintivo de cooperación por el contexto de la época y la incisiva determinación que se necesitaba para detentar el poder colonialista de la corona española en la lucha por la independencia.
Está amplificación de la mirada histórica, entiendo que buscó complementar de aquellas fuentes que todavía aún cuesta encontrar datos para su estudio, y sin embargo están en la incesante búsqueda de información no solo en libros, sino también en revistas, diarios, cartas, “chasquis”, testimonios orales y escritos de cualquier índole, con el fin de simplemente acceder al estado de naturaleza de nuestra historia.
Una muestra exquisita de divulgación fue escuchar las exposiciones de la 2º Mesa Panel de la Historia de los clubes San Martín de Tucumán y Central Córdoba de Santiago del Estero, donde están intrínsicamente ligado lo institucional y social en las respectivas provincias. Desde la filología de los nombres elegidos hasta los significantes que lo limitan, y otras estadísticas que con tanto amor registraron y guardan sus seguidores (de manera anónima en el caso tucumano) en un área de trabajo, hoy ya su museo.
En el Festival de la Historia Pública aprendí la mirada multívoca, pluralista, sin género, y sin sesgos cognitivos. Me resulto interesante el abordaje metodológico, limitando al objeto estudiado por la Comunidad Académica, nuestras raíces políticas, constituyentes de nuestros primeros rastros de identidad cultural como ciudadanos, y un detalle no menor, sin tinte político. Los historiadores fueron capaces de ponerse en la piel y el traje de quienes habitaron suelo argentino y darnos al máximo las precisiones transcurridas en la época.
De alguna manera, los sucesos políticos ocurridos en el pasado, todavía nos atraviesan en la actualidad, y nos invita a repensar el presente. Términos como soberanía, federalismo, igualdad, libertad, hoy se ven manipulados por cuestiones partidarias, ideológicas y doctrinarias, de supuestos objetivos macroeconómicos en vistas de un supuesto buen porvenir, carente muchas veces de sentido común y sin concordancia los dichos con las acciones. No obstante, entendiendo desde la lógica de la historia aprendida y ciertas críticas repeticiones, tenemos alguien de afuera (outsider) que pretende destruir el Estado junto con la historia que lo estructura, constituye y legitima, en claras pretensiones de beneficios personales y externos, muy lejos de lo que es un pensamiento liberal y más cercano de ser un régimen autoritario, sospechado de corrupción. Estas decisiones transversales al bien común, están en consonancia a la contrademocracia, es como los gobiernos predecesores de Onganía, Martínez de Hoz, o Menem, o el mismo Macri, que terminaron en crisis económica, social y política, por ejemplo la pre-desindustrialización actual, los préstamos del FMI, son fenómenos similares al escenario de esas épocas, que debilitan la capacidad democrática del Estado de Derecho.
Sin dudas este festival de la Historia Pública lo consideré un positivo laboratorio de democratización, donde todas las voces de la audiencia presente fueron escuchadas, ya sea en un aporte o pregunta. Destaco la visión institucionalista de la temática del certamen por su faceta democratizadora, consecuente al pilar de la historia, dando origen con prestancia a los primeros derechos político de Argentina.
En la última mesa panel se presentó el libro “Alberdi”, de Victoria Baratta CONICET-UBA, el cual me ilustró la mirada actual del pasado, mediante la trayectoria institucional en el norte del destacado abogado tucumano el Dr. Juan Bautista Alberdi. El letrado es una figura recientemente recuperada por la memoria, que está generando nuevos debates políticos, nuevos legados en cuanto el sistema liberal, que se enfoca en un laissez-afaire, en contrapartida a la idea de un Estado benefactor, más social. No obstante, la evolución histórica de muchos Estados fue una transición de un modelo a otro, buscando un equilibrio entre la libertad individual y la protección social colectiva.
