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El Escudo y la Sombra

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Por María José Mazzocato

Chile, Argentina y el Balotaje que Dobla la Cordillera.

Chile se prepara para un balotaje que no es simplemente un trámite electoral, sino un momento de vértigo histórico. El 14 de diciembre, dos proyectos incompatibles se enfrentan como dos placas tectónicas, de una lado, Jeannette Jara, representante dura pero pragmática de la izquierda chilena, y del otro José Antonio Kast, emblema de una derecha que ya no se disfraza de moderada. El país entero está atrapado en ese claroscuro o una intensificación del modelo social del oficialismo, o un giro brusco hacia la mano dura, la austeridad y el soberanismo de fronteras.

Pero la elección no es un movimiento aislado. Cuando Chile tiembla, Argentina escucha. Cuando Chile elige, la región se ordena o se desordena. Y cuando surge un Kast, la pregunta se hace inevitable ¿qué pasa con la relación binacional si la derecha triunfa?

Kast no habla de fronteras, habla de escudos. Su “Plan Escudo” no es una metáfora poética, sino su doctrina política. Una zanja de tres metros, una valla de cinco, sensores, drones, Fuerzas Armadas en los pasos fronterizos. No es solo seguridad: es un relato. Un país que se defiende, un país sitiado, un país que se concibe como fortaleza.

El espejo de la cordillera, ¿qué significa Kast para Argentina?

Aquí empieza la primera fuga, ya que las ideas cruzan la frontera. No preguntan permiso.

Un gobierno Kast no solo cambia a Chile; cambia el juego de fuerzas en la región. Y Argentina, inevitablemente, entra en ese tablero.

Un Chile gobernado por la derecha dura crearía un polo conservador relevante en el Cono Sur. Argentina tendría, del otro lado, un socio que prioriza la seguridad, la disciplina fiscal estricta y una visión nacionalista de la migración.

¿Sintonía?

Depende del color político de Buenos Aires.

Si el gobierno argentino está más a la derecha, se generaría un eje pragmático, donde existiría cooperación en seguridad, intercambio de datos sobre crimen organizado, articulación discursiva sobre “orden” y “control fronterizo”.

Si Argentina tiene un gobierno progresista, la fricción será inevitable. Kast no es un conservador suave: es un conservador que incomoda.

Aquí puede nacer el vínculo más sólido. La visión de Kast sobre la criminalidad es transversal, él identifica al crimen organizado como la gran amenaza transnacional. Y Argentina comparte esa preocupación.

Un Chile kastista exigiría coordinación estrecha:

– Inteligencia compartida.

– Operativos conjuntos.

– Tecnología fronteriza cooperativa.

– Combate a redes de narcotráfico que cruzan la cordillera.

Paradójicamente, en lo policial, los dos países podrían acercarse más que nunca. Seguridad sin ideología. Seguridad como lenguaje común.

Este será el punto más tenso. Migraciones…

Argentina, históricamente más abierta y más permeable a flujos humanos, podría chocar con la lógica del “escudo” chileno. Si Kast implementa expulsiones masivas, centros de detención o protocolos de deportación acelerada, Argentina será uno de los países implicados en absorber, procesar o responder a esos movimientos.

Además, cualquier ciudadano argentino migrante en Chile quedaría sujeto a un nuevo clima político de menos tolerancia, más control, más sospecha.

Y el gobierno argentino, según su ADN político, podría reaccionar desde la diplomacia prudente… o desde la condena abierta.

Kast promete un Chile más abierto al inversor, más rápido en trámites, más liviano en impuestos. A las empresas argentinas, eso podría resultar atractivo, menos burocracia, más previsibilidad.

Pero el recorte del Estado también recorta las áreas de cooperación bilateral:

– Menos proyectos sociales compartidos.

– Menos programas de políticas públicas binacionales.

– Menos iniciativas conjuntas en educación, salud, cultura o integración territorial.

Comercio sí.

Estado social compartido, menos probable.

Si Kast decide gobernar con decretos, tensar al Congreso o adoptar un estilo presidencial más verticalista, Argentina observará con una mezcla de inquietud y cautela.

La historia regional es sensible a líderes que deciden “pasar por arriba” de las instituciones. Una deriva autoritaria en Chile proyectaría sombra sobre toda la región, y Argentina no podría mirar hacia otro lado.

Aquí podría surgir el mayor distanciamiento diplomático, defensa de la democracia como frontera moral.

El triunfo de Kast reconfiguraría algo más profundo que los acuerdos y los tratados. Cambiaría el clima emocional entre los dos países.

Chile se miraría como fortaleza, ya que Argentina, como vecino obligado a leer entre líneas, es allí que nuestra cordillera, queda de límite convertido en trinchera simbólica.

Pero no todo sería distancia.

La geografía no negocia, somos países encajados uno con otro. Y, a veces, los contrastes generan los mejores equilibrios.

Un Chile duro puede obligar a una Argentina más dialogante. O puede empujar a una Argentina más desafiante.

Depende del momento histórico.

Depende del gobierno argentino.

Depende de cuánto viento sople sobre la cordillera.

Si Kast gana, la relación bilateral no se rompe; se redefine.

Habrá cooperación en seguridad.

Habrá tensión en derechos humanos y migración.

Habrá oportunidades económicas.

Habrá sombras democráticas que exigirán diplomacia fina.

Pero sobre todo, habrá un nuevo relato,

el relato de un Chile que levanta un escudo

y una Argentina que deberá decidir si lo acompaña,

si lo discute

o si lo mira como advertencia.

La cordillera, una vez más, será frontera y espejo.

Para vos ¿Quién ganará el balotaje en Chile?

 

2 COMENTARIOS

  1. En Chile se pelean para ver quien es más de derecha. Reivindican hasta la figura de Pinochet y proponen indultos inadmisibles
    En ese escenario la izquierda, que se encuentra en carrera a pesar de que fue la peor elección de su historia surge como una alternativa que une a todo quien se considere del centro, sin empatizar el movimiento ultra derechista

  2. Majo, tu columna El Escudo y la Sombra es un ejercicio magistral de geopolítica.
    Lo más potente es cómo desnudás la fractura estructural que implica la doctrina Kast: al erigir ese escudo fronterizo, Chile no solo busca seguridad, sino que está reificando su soberanía a costa de la integración regional blanda.
    Se percibe cómo obligás a Argentina a confrontar la metáfora de la Cordillera; ya no solo como límite geográfico o espejo, sino como un episteme de tensión política. Es ahí donde reside la sombra, la fricción no será solo por protocolos de deportación, sino por la defensa de una democracia con porosidad humanitaria frente a la clausura ideológica del vecino. Excelente y profundo análisis tuyo. 🔥

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