InicioPolíticaReforma electoral en Tucumán: entre la necesidad y la trampa institucional

Reforma electoral en Tucumán: entre la necesidad y la trampa institucional

Publicado el

por Paula Selis.

Como es de público conocimiento, el sistema electoral tucumano se caracteriza, entre otras cosas, por el sistema de acoples. Dicho sistema se basa en la posibilidad de presentar múltiples listas para un mismo candidato a gobernador. Las dificultades de este sistema giran mayormente en torno a la complejidad en la experiencia del votante y, por supuesto, la transparencia electoral.

En las últimas elecciones (2023) se presentaron 2.115 fórmulas para cargos provinciales y locales – como ser gobernador, legislador, intendente, concejal y delegado comunal – lo cual resultó en el estrepitoso número de 17.943 candidatos para tan solo 347 cargos disponibles. Esto sugiere que por cada cargo de los antes mencionados hubo alrededor de 50 candidatos en disputa y más de 100 boletas diferentes. El momento de decidir en el cuarto oscuro se vuelve confuso y abrumador para la mayoría de la gente.

A pesar de que podríamos argumentar a favor de este sistema por involucrar un alto nivel de representatividad en la diversidad de opciones, también hay que reconocer que el mismo termina por debilitar las estructuras de los partidos políticos, al permitir candidaturas independientes, haciendo de la fragmentación un destino común.

Lo que tiende a suceder en la provincia es que partidos con mayor estructura y mayor disponibilidad de recursos presentan enormes cantidades de acoples y obtienen una clara ventaja por sobre otros partidos más pequeños. Un ejemplo de esto fueron los 61 acoples que acompañaban al entonces candidato a gobernador Osvaldo Jaldo, y los 16 que optaron por Roberto Sánchez como su abanderado en las últimas elecciones.

Además, las estructuras territoriales que caracterizan la política provincial y la multiplicidad de candidatosterminan por construir el escenario perfecto para prácticas clientelistas, donde patrones de hacienda buscan perpetuarse en el poder.

No es menor mencionar las numerosas disputas entre fiscales, la falta/robo de votos durante los comicios, el famoso “voto sábana”, la desaparición de urnas y la dificultad a la hora del conteo, como factores que se enlistan en el porqué de la desconfianza hacia nuestro sistema electoral.

Es en este contexto que surge el planteo de la necesidad de una reforma electoral.

La idea de la reforma, hasta el año pasado, sonaba como algo descabellado y lejano en relación a los planes de gobierno. Sin embargo, el pasado miércoles 23 de abril se llevó a cabo una jornada de Transparencia Electoral impulsada por el vicegobernador Miguel Acevedo. Esta se dio en el marco de la VII Edición del DemoTech Internacional.

Durante el evento, que tuvo como sede a la Legislatura tucumana, se presentaron dos paneles con especialistas en la implementación de sistemas tecnológicos en el proceso electoral.

En el primer panel, Gerardo de Icaza (OEA) abordó la temática de la observación electoral, haciendo hincapié en la importancia de poder hacer uso de estos mecanismos de ser necesarios. Teresa Ovejero (Tribunal Electoral de Salta)aportó su valiosa experiencia en la construcción y adopción del proyecto de la boleta única digital en la vecina provincia de Salta, y Leandro Querido (Transparencia Electoral) mencionó cuestiones vinculadas a la integridad electoral y qué factores se deben tener en cuenta si se decide transicionar hacia este nuevo sistema.

El segundo panel estuvo integrado por Carlos Aguirre Arias (México), Andre Puppin Macedo (Brasil) y Dean C. Logan (EE.UU.), quienes comentaron acerca de sus propias experiencias a partir de la digitalización de sus comicios, las dificultades que encontraron en el proceso y finalmente los resultados obtenidos.

Cada ponente aportó su propia mirada acerca de los múltiples beneficios que la adopción de este método proporciona, y coincidieron en que éste alienta a una mayor participación electoral, evita errores del tipo humano, facilita la experiencia del elector y, por supuesto, agiliza el escrutinio.

En su gran mayoría, destacaron que el sistema debe responder a las necesidades particulares de cada ciudad, provincia y estado, por lo cual es sumamente decisivo que el diseño del proyecto se funde en base a las necesidades de la ciudadanía.

La postura del Gobierno Tucumano

En cuanto al mensaje del vicegobernador, fue muy claro. Cuenta con la mayoría parlamentaria pero “desea una reforma electoral con consenso”, incluyendo a la Junta Electoral, la Justicia y las organizaciones intermedias en el proyecto hacia una mejora en la calidad democrática.

Es necesario tener en cuenta que, si bien expresó su deseo por reducir la cantidad de acoples, manifestó que la eliminación completa de los mismos sería una decisión excesiva.

¿Es necesaria una reforma constitucional?

En el marco de los amplios debates y las numerosas posturas, surge un detalle que no es menor: el mecanismo de acoples está establecido en el artículo 43, inciso 12, de nuestra Constitución provincial, reformada en 2006.

Dos posturas

“Los partidos políticos, frentes o alianzas electorales podrán celebrar acuerdos para apoyar a un único candidato a Gobernador y Vicegobernador y/o Intendente de un partido político, frente político o alianza distinta, pudiendo unir la boleta de diferentes categorías de candidatos con la categoría de Gobernador y Vicegobernador y/o de Intendente de otra lista distinta, sumándose la totalidad de los votos obtenidos por las listas en cada categoría.”

Frente a este artículo constitucional y una posibilidad latente de reforma, quienes se han pronunciado han optado por dos vías de interpretación contrarias para el término “podrán”.

Por un lado están quienes argumentan que esta disposición es reglamentable por la Legislatura y, por lo tanto, una ley ordinaria que limite o elimine los acoples sería posible sin mayores dificultades. En claro desacuerdo se encuentran quienes consideran que el mecanismo en discusión tiene carácter constitucional, y por lo tanto, una reforma sería necesaria.

¿Qué sucede si se decide limitar/eliminar los acoples sin modificar la Constitución?

La realidad es que todo depende de los consensos obtenidos a tales fines, y de la posibilidad de llegar a acuerdos negociados entre todos los actores políticos provinciales involucrados.

De no ser así, aquel que se considere en desacuerdo con la medida —ya sea por diferencias ideológicas o por verse perjudicado electoralmente— podría llevar adelante una demanda judicial bajo el término de “inconstitucionalidad” ante la Corte Suprema de Justicia de Tucumán.

¿Cómo impacta en nosotros, los ciudadanos?

Sin lugar a dudas, desde mi perspectiva, una modernización del sistema electoral proporcionaría beneficios tangibles en materia democrática, principalmente al inspirar mayor confianza en el público en momentos donde la apatía política es tendencia.

Hacer uso de la tecnología en nuestros comicios, ya sea en un sistema híbrido o puramente digital, reflejaría un claro interés por parte de nuestros representantes de abandonar aquellas posturas tradicionales que nos limiten. Podría verse incluso como un pequeño paso hacia dejar de ser una provincia que responda a una postura rígida, conservadora y arcaica.

Además, un sistema de boleta única digital reduciría enormemente el gasto en la impresión de votos y, por supuesto, involucraría una actitud más amigable con el medio ambiente.

Entre los beneficios, también considero fundamental la posibilidad de ejercer un control efectivo sobre los comicios, evitando las prácticas fraudulentas y malintencionadas, siendo que en la mayoría de los sistemas propuestos es el mismo elector quien controla el registro correcto de su elección.

La posibilidad de obtener resultados en menos de la mitad del tiempo que normalmente llevaría es otra de las virtudes que la digitalización provee.

En conjunto, todo esto impulsaría, a mi parecer, una mayor confianza y por lo tanto un incentivo para la participación electoral.
Dejaríamos de ver nuestro principal mecanismo democrático como algo tedioso o sin sentido, podríamos quizás, volver a sentirnos orgullosos de ejercer nuestro deber y nuestro derecho como ciudadanos, con una mirada esperanzadora, y con la certeza de que nuestro voto SÍ IMPORTA.

 

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