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Hacernos cargo del vacío

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Por Marx Bauzá.

La urgencia del poema.

Este poema nació de un temblor. De un temblor político, emocional y espiritual. Lo escribí con bronca, pero también con una tristeza que no se podía decir en voz alta. A veces el lenguaje se vuelve hueco, y entonces hay que rascarlo, vaciarlo, repetirlo hasta que vuelva a significar. Como si cada palabra tuviera que ser dicha varias veces para hacerle lugar a lo que no se nombra más: la comunidad, la justicia, la solidaridad, el fuego que late en nuestro interior.

Escribí este poema cuando sentí que ya no teníamos referentes claros. Cuando los partidos políticos se convirtieron en marcas y los discursos en slogans. Cuando los que defendíamos otra idea de país, diferente a la actual, empezamos a caminar sin sombra.

Orfandad política y afectiva.

Para mí, la reciente muerte del Papa Francisco representa la pérdida de un referente. No sólo espiritual, sino profundamente político. Veía en él a un humanista que supo hablar de los humildes, de los marginados, de las mujeres, de la comunidad LGBTIQ+, de los migrantes. De los nadies. En él sentía una voz capaz de resistir a la indiferencia, de confrontar a los poderes fácticos sin necesidad de gritar. Simplemente haciendo desde el llano, construyendo redes desde las villas de emergencia o los barrios populares.

Esa pérdida, junto a la partida de Daisaku Ikeda y Silo me han dejado a la intemperie. Se me fue una tríada de hombres que creían en lo colectivo, en la paz y en la transformación interior como vía para transformar el mundo. Hoy siento una orfandad terrible. Y ése es el clima en el que este videopoema respira. Un clima en el que los políticos poco o nada representan o se han alejado de las necesidades del pueblo.

El poema como conjuro laico.

En ‘Tendríamos que hacernos cargo de este vacío’, condensé la urgencia política en un poema que se descompone y se repite como un rezo laico, un conjuro cívico. Allí la voz dice, insiste, se reduce a lo esencial, como el humo que se expande sin rumbo pero lo ocupa todo: se cuela por las grietas del lenguaje, por los intersticios del desencanto.

El poema no busca adornar ni explicar. Es vacío y es hambre. Es humo y es eco.

Lo que dejaron los partidos políticos no es sólo un hueco institucional, sino una intemperie afectiva, una pregunta sin respuesta.

Y en esa ausencia que arde sin fuego, el poema se transforma en territorio a ocupar, en necesidad social, en urgencia que se hace poema.

Una mirada amplia en tiempos difíciles.

 Este poema no es un panfleto. No busca señalar culpables ni encender la mecha del odio. Más bien, intenta abrir un espacio de reflexión para preguntarnos: ¿Cómo vamos a construir algo diferente sin repetir lo mismo? ¿Cómo hacemos para que el vacío no se llene de rencor o de cinismo, sino de imaginación política, de ternura pública?

No escribí esto para ofender o atacar a nadie que piense distinto. Lo escribí porque creo profundamente en la democracia. Porque me duele ver cómo la ultraderecha avanza sobre el estado, el tejido social, la trama que constituye nuestros cuerpos y las palabras que escriben la historia a diario. Porque creo que todavía podemos, desde la poesía, desde el arte, desde las pequeñas acciones, decir no al odio y sí a una comunidad que abrace y que estimule al desarrollo de la belleza.

Poética de la falta, estética de la reconstrucción.

En definitiva, este poema no pretende cerrar nada. Apenas dejar vibrando una pregunta. Apenas señalar que hay algo que falta, y que ese algo no se resuelve con un meme ni con un voto. Se resuelve con la idea de comunidad, con más escucha, con el deseo de hacernos cargo de los vacíos que quedan. Lo social y lo político es algo que nos atañe a todos. Organizarse es menester para poder dar respuesta a las inclemencias.

Hacernos cargo del vacío.

Tendríamos que hacernos cargo de este vacío.

Tendríamos que hacernos cargo.

Como ciudadanos tendríamos que hacernos cargo.

Hacernos cargo de los partidos políticos.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar de una vez por todas ese espacio vacío que dejaron los partidos políticos.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar de una vez ese espacio vacío que dejaron los partidos políticos.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar de una vez ese espacio vacío que dejaron los políticos.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar de una vez ese vacío que dejaron los políticos.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar de una vez ese vacío que dejaron.

Tendríamos que hacernos cargo y ocupar ese vacío que dejaron.

Tendríamos que ocupar ese vacío que dejaron.

Ocupar ese vacío que dejaron.

Ese espacio vacío que dejaron los partidos políticos.

Un vacío enorme dejaron.

Ese vacío que.

Ese vacío.

Un vacío enorme y nosotros con hambre.

Nosotros con hambre y este vacío enorme pero ni siquiera tenemos fuego.

 

 

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