Por Gonzalo Casas.
Fito tiene razón. No siempre la tiene. Ninguno la tenemos. Bah, hay quienes tienen, al menos, la capacidad de administrar mejor las palabras y respetar el silencio. De tal forma, corren con ventajas. Su margen de error es menor.
El caso es que Fito Páez sostiene que el mundo actual lo aburre. Señala que hay ochenta y ocho teclas en un piano y que hoy solo se usa una. Esto es brutalmente cierto. Estamos idiotizados y sincronizados con los “me gusta”. Todos lo saben.
El atajo de la inteligencia artificial es, a la sazón, una premonición: no solo en la música se usarán pocas notas. Esto desalienta. No habrá novedades en ninguna disciplina. Es que el ahorro de energía que implica la inteligencia artificial no parece ser usado para leer, pintar o aprender un oficio. Se advierte, en todo caso, más tiempo de redes. Sus algoritmos llevarán, además, a que la misma única nota siga sonando, pero no como un earworm (gusano auditivo). En general, las canciones identificadas como “gusanos auditivos” suelen ser, aunque a veces en secreto, placenteras. Confieso que he bailado “Despacito” de Luis Fonsi y aún lo haría. Aquí se trata, más bien, del sonido de los electrodomésticos de línea blanca: nos molesta, pero nos acostumbramos.
Necesitamos, por eso, un apagón. Chau tecnología digital. Chau internet.
¿Cuántos aguantarán? No lo sé. No creo yo poder. Pero entiendo que es necesario. Solo en el ensordecedor silencio, en la desconexión total, la mente encontrará, quizás, una novedad. De lo contrario, estamos condenados a sonar monótonamente, solo en un triste Re menor.