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Mensaje Desde la Capital de Occidente

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Por Fabricio Falcucci.

La noche del 4 de noviembre de 2025 puede leerse como un punto de inflexión en la política contemporánea. La llegada de Zohran Mamdani al gobierno de Nueva York no solo transformó el paisaje urbano de la metrópoli más poblada de Estados Unidos, sino que también reconfiguró el horizonte del pensamiento progresista global. Su ascenso, desde el activismo comunitario en Queens hasta la alcaldía, revela el agotamiento de los modelos clásicos de representación y la emergencia de una nueva forma de acción pública que coloca en el centro a trabajadores, inmigrantes, minorías y jóvenes como verdaderos sujetos de cambio.

Hijo del intelectual ugandés Mahmood Mamdani y de la cineasta Mira Nair, encarna una síntesis singular entre pensamiento crítico y acción colectiva. Su biografía condensa múltiples pertenencias y con ellas una energía transformadora que desborda las categorías identitarias convencionales. Como advierte Nancy Fraser, los movimientos emancipatorios del siglo XXI deben articular las demandas de redistribución y reconocimiento, comprendiendo que la justicia económica y la justicia cultural son dimensiones inseparables de una misma lucha. En esa clave, el joven socialista no simboliza solo una renovación generacional, sino la irrupción de una constelación social que busca repensar la democracia desde abajo.

Su proyecto parte de la convicción de que la ciudad no puede seguir administrándose como una empresa, sino que debe ser habitada como una comunidad. El programa que impulsa —congelamiento de alquileres, transporte accesible, vivienda digna, salud y educación garantizadas— se apoya en la idea de que los derechos sociales no son concesiones del mercado, sino expresiones de la dignidad humana. David Harvey ha señalado que la crisis urbana actual nace de la mercantilización del espacio y del reemplazo del valor de uso por el de cambio. Mamdani invierte esa lógica y busca devolver la ciudad a quienes la hacen posible, quienes la sostienen con su trabajo y fueron expulsados de los barrios que levantaron.

La gran manzana se convierte así en un espejo donde se proyectan las contradicciones del capitalismo tardío. La gentrificación, la precariedad habitacional, el deterioro del transporte y la fragmentación cultural son síntomas de un modelo que ha vaciado de contenido el ideal democrático. El socialista interpreta esta situación como una crisis de esperanza más que económica, una desconfianza profunda hacia una democracia reducida a la mera gestión de lo inevitable. Frente a ese desencanto, su liderazgo reintroduce la posibilidad de creer que la acción colectiva puede transformar la vida cotidiana y que la ciudad puede volver a ser un espacio de encuentro. En esa línea, como sugiere Jürgen Habermas, la política recupera su sentido deliberativo y la racionalidad comunicativa se impone sobre la lógica instrumental que domina los sistemas burocráticos y financieros.

El alcance de este acontecimiento trasciende el marco local. La figura del joven musulmán proyecta un mensaje hacia un progresismo mundial que atraviesa una encrucijada. En un escenario signado por el avance de la extrema derecha y el desencanto con la democracia liberal, su triunfo demuestra que el poder puede construirse desde la periferia, desde los márgenes, desde los cuerpos y las voces que la política institucional había relegado. Ernesto Laclau sostuvo que la hegemonía no surge de una ideología homogénea, sino de la articulación de demandas diversas bajo una bandera común. Esa convergencia se expresa hoy como una nueva exigencia de comunidad y de trabajo digno. Lo político ya no se define por grandes consignas abstractas, sino por la capacidad de tejer vínculos concretos entre quienes comparten las mismas desigualdades estructurales.

Esta victoria más que un cambio de color es una reconstrucción simbólica del poder. En ella se advierte la voluntad de integrar a quienes quedaron fuera del contrato social como las minorías étnicas, la diversidad sexual y religiosa, los desposeídos y los excluidos del sistema. Su propuesta de crear una red pública de guarderías infantiles encarna esa idea de la política no como discurso, sino como práctica de equidad. Se trata de responder al desafío de un mundo multicultural y plural, donde lo urgente no es uniformar las diferencias, sino aprender a convivir con ellas.

Frente a una Europa tentada por el retorno al totalitarismo de la homogeneidad —la expulsión de lo distinto, el cierre ante el inmigrante—, el mensaje de Mamdani ofrece otra ética de asumir que la inmigración no es una amenaza, sino una realidad estructural de nuestro tiempo que puede dar impulso a las ciudades, que exige integración, tolerancia y solidaridad, no segregación, expulsión o negacionismo.

En este nuevo mapa global el triunfo neoyorquino es menos un hecho electoral que una declaración de principios. Afirma que el pensamiento progresista puede abandonar su retórica envejecida y volver a hablar el lenguaje del trabajo; que las ciudades, lejos de ser vitrinas del consumo global, pueden convertirse en espacios de reconstrucción democrática; que la política, cuando se aleja del cálculo tecnocrático y se reencuentra con el sentido de comunidad recupera su fuerza transformadora.

El mensaje que Nueva York envía al mundo no es solo un llamado a renovar las agendas políticas, sino una advertencia más profunda: la clase trabajadora no ha desaparecido y puede reconstituirse como sujeto político. En tiempos en que el mérito individual y la competencia disuelven los lazos sociales, este triunfo recuerda que el futuro no pertenece exclusivamente a las élites financieras, sino a quienes sostienen cada día la vida en las calles, los talleres, las escuelas y los hospitales. Desde esa base humilde y poderosa se levanta un nuevo horizonte de esperanza, una invitación a reconstruir desde abajo el sentido mismo de la justicia.

 

11 COMENTARIOS

  1. Una vez más, estas elecciones demuestran la importancia y la gran magnitud que tiene el voto del ciudadano para cambiar las políticas de un país. Es fundamental nuestro criterio de responsabilidad para con la comunidad, porque somos nosotros quienes le damos un nuevo rumbo a nuestra vida en sociedad, «reconfigurando el horizonte del pensamiento progresista global» a través de nuestros representantes políticos.
    En Argentina, nos quejamos de los modelos clásicos que nos representan; sin embargo, el 26 de octubre de 2025, solo el 60% asistió a votar. En San Miguel de Tucumán, durante el paro de transporte público del 6 y 7 de noviembre, la gente expresaba su descontento. Estos hechos son un claro ejemplo de que seguimos atrapados en las mismas políticas, con medidas superfluas y abstractas que no conducen a la solución, sino al caos. Debemos buscar un cambio, pero también necesitamos políticas nuevas y renovadoras, no siempre lo mismo, buscando una «reconstrucción del poder».
    Estoy muy de acuerdo con el Dr. Falcucci en que el mensaje que Nueva York envía al mundo no es solo un llamado a renovar las agendas políticas, sino una advertencia más profunda: la clase trabajadora no ha desaparecido y puede reconstituirse como sujeto político. Tal como señala el Dr. Falcucci, el ascenso de Mamdani revela el agotamiento de los modelos clásicos de representación. En mi opinión, esto se evidencia en Argentina, donde la apatía electoral y las quejas ciudadanas demuestran una desconexión entre la ciudadanía y las políticas implementadas, a menudo abstractas y sin solución real.
    La propuesta de Mamdani de gobernar la ciudad como una comunidad, y no como una empresa, representa esa «reconstrucción del poder» que necesitamos. Su proyecto, que prioriza el congelamiento de alquileres, el transporte accesible, la vivienda digna, la salud y la educación garantizadas, se apoya en la idea de que los derechos sociales son expresiones de la dignidad humana, invirtiendo la lógica de la mercantilización del espacio urbano.
    El futuro no pertenece exclusivamente a las élites financieras, sino a los ciudadanos que sostienen cada día la vida en las calles: los docentes, los jubilados, los discapacitados, los trabajadores independientes y los empleados de la salud. La victoria de Mamdani, como la describe el Dr. Falcucci, es una inyección de esperanza, una esperanza que surge de la acción colectiva y de la convicción de que la ciudad puede volver a ser un espacio de encuentro y reconstrucción democrática.
    La figura de Zohran Mamdani, con su síntesis entre pensamiento crítico y acción colectiva, encarna la emergencia de una nueva forma de acción pública que coloca a los trabajadores y a las minorías en el centro del cambio. Su triunfo nos recuerda que el poder puede construirse desde la periferia, desde los márgenes, y que la política, cuando se reencuentra con el sentido de comunidad, recupera su fuerza transformadora.

  2. Una vez más, estas elecciones demuestran la importancia y la gran magnitud que tiene el voto del ciudadano para cambiar las políticas de un país. Es fundamental nuestro criterio de responsabilidad para con la comunidad, porque somos nosotros quienes le damos un nuevo rumbo a nuestra vida en sociedad, «reconfigurando el horizonte del pensamiento progresista global» a través de nuestros representantes políticos.
    En Argentina, nos quejamos de los modelos clásicos que nos representan; sin embargo, el 26 de octubre de 2025, solo el 60% asistió a votar. En San Miguel de Tucumán, durante el paro de transporte público del 6 y 7 de noviembre, la gente expresaba su descontento. Estos hechos son un claro ejemplo de que seguimos atrapados en las mismas políticas, con medidas superfluas y abstractas que no conducen a la solución, sino al caos. Debemos buscar un cambio, pero también necesitamos políticas nuevas y renovadoras, no siempre lo mismo, buscando una «reconstrucción del poder».
    Estoy muy de acuerdo con el Dr. Falcucci en que el mensaje que Nueva York envía al mundo no es solo un llamado a renovar las agendas políticas, sino una advertencia más profunda: la clase trabajadora no ha desaparecido y puede reconstituirse como sujeto político. Tal como señala el Dr. Falcucci, el ascenso de Mamdani revela el agotamiento de los modelos clásicos de representación. En mi opinión, esto se evidencia en Argentina, donde la apatía electoral y las quejas ciudadanas demuestran una desconexión entre la ciudadanía y las políticas implementadas, a menudo abstractas y sin solución real.
    La propuesta de Mamdani de gobernar la ciudad como una comunidad, y no como una empresa, representa esa «reconstrucción del poder» que necesitamos. Su proyecto, que prioriza el congelamiento de alquileres, el transporte accesible, la vivienda digna, la salud y la educación garantizadas, se apoya en la idea de que los derechos sociales son expresiones de la dignidad humana, invirtiendo la lógica de la mercantilización del espacio urbano.
    El futuro no pertenece exclusivamente a las élites financieras, sino a los ciudadanos que sostienen cada día la vida en las calles: los docentes, los jubilados, los discapacitados, los trabajadores independientes y los empleados de la salud. La victoria de Mamdani, como la describe el Dr. Falcucci, es una inyección de esperanza, una esperanza que surge de la acción colectiva y de la convicción de que la ciudad puede volver a ser un espacio de encuentro y reconstrucción democrática.
    La figura de Zohran Mamdani, con su síntesis entre pensamiento crítico y acción colectiva, encarna la emergencia de una nueva forma de acción pública que coloca a los trabajadores y a las minorías en el centro del cambio. Su triunfo nos recuerda que el poder puede construirse desde la periferia, desde los márgenes, y que la política, cuando se reencuentra con el sentido de comunidad, recupera su fuerza transformadora.

  3. Profesor Falcucci, al leer su artículo sentí que usted plantea algo más que un análisis político: propone una invitación a repensar la democracia desde sus bordes, desde quienes históricamente no fueron escuchados. Me interesó especialmente cómo presenta la figura de Mamdani no solo como un líder progresista, sino como el síntoma de un cambio más profundo: la idea de que las transformaciones reales ya no surgen del centro del poder, sino de los márgenes sociales.

    Lo que más me llamó la atención es cómo usted vincula este triunfo con una crisis de esperanza. Me hizo pensar que muchas veces la política se siente lejana, casi como un trámite, y que justamente ahí aparece la potencia del liderazgo de Mamdani: recuperar la posibilidad de creer que la acción colectiva todavía puede cambiar cosas concretas de la vida urbana. Esa lectura, profesor, la sentí muy actual para cualquier gran ciudad del mundo y, sobre todo, para la Argentina de hoy.

    También valoro cómo articula las ideas de Fraser, Harvey, Habermas y Laclau sin que parezcan teorías aisladas. Usted logra mostrar que detrás de esa victoria electoral hay una disputa más amplia por el sentido mismo de la ciudad, del trabajo y de la comunidad. Y en ese punto, el artículo me dejó pensando en cómo se reconstruyen los vínculos cuando las desigualdades estructurales se vuelven parte de lo cotidiano.

    En definitiva, profe, su mirada me permitió pensar la política no como una discusión abstracta, sino como algo que se juega en la vida diaria de quienes sostienen la ciudad. Ese énfasis —en que la esperanza puede volver a organizar a la clase trabajadora, a las minorías, a los excluidos— me resultó muy inspirador y, sinceramente, refrescante frente a discursos que suelen presentar la democracia como algo agotado.

    Gracias por este texto que, al menos a mí, me abrió una forma distinta de leer lo que pasa en el mundo y de entender la fuerza que puede venir “desde abajo”.

  4. Coincido con q el triunfo de Mahmaad Mamdani , es fruto de q esta sociedad moderna estadounidense , siente q la globalización, las guerras interminables, la discriminación racial, las desigualdades económicas , las inmigraciones , etc no les han traído ventajas ni oportunidades para salir de una crisis cada vez más profunda, q los gobiernos demócratas ni republicanos han podido solucionar.
    Excelente tema profe para el debate , y para profundizar sobre la autodefinición de Mahmaad , es decir sobre su creencia religiosa como musulmán
    Su posición política como socialista y su criterio personal como inmigrante!! Saludos!

  5. El texto está buenísimo porque muestra que con Mamdani llega una política más real y cercana a la gente. En vez de pensar en negocios o poder, se enfoca en la comunidad, en los que trabajan y viven la ciudad todos los días. Es una mirada fresca que devuelve un poco de esperanza y ganas de cambiar las cosas desde abajo.

  6. Coincido con Mamdani ya que el texto presenta un análisis profundo sobre la figura de Zohran Mamdani y su impacto en la política contemporánea. A través de un lenguaje reflexivo y sustentado en referentes teóricos como Fraser, Harvey y Habermas, el autor interpreta su ascenso como un punto de inflexión en la renovación del pensamiento progresista global. Más que una crónica política, el texto propone una lectura crítica del capitalismo actual y reivindica la acción colectiva como motor de transformación social, resaltando la necesidad de una democracia más inclusiva, comunitaria y solidaria.

  7. Este progresismo contemporáneo viene a romper las barreras clasistas y elitistas basadas en el mercantilismo y la gestión preferencial del poder. Que sea en la gran manzana, una vitrina el mundo, es un desafío para el nuevo alcalde y un faro para el resto de las grandes ciudades.
    Gracias Fabri por tu articulo!!!

  8. La historia de Zohran Mamdani me hizo pensar en cómo todavía es posible cambiar las cosas desde abajo, con convicción y compromiso. Su llegada al gobierno de Nueva York muestra que la política puede volver a tener sentido cuando se centra en las personas y no en los intereses del mercado. Me pareció esperanzador que su lucha represente a quienes muchas veces no tienen voz como en este caso los trabajadores, los inmigrantes etc. Su manera de ver la ciudad como una comunidad me hizo pensar en la importancia de cuidar lo común, lo simple y no solo buscar el beneficio individual. También invita a creer de nuevo en la acción colectiva, en la fuerza de un grupo que se une por algo justo. A tener esa empatía por el otro en un mundo donde parece que todo se compra y se vende, su mensaje recupera la idea de dignidad y solidaridad. Me deja la sensación de que la verdadera política no está en los grandes discursos, sino en los gestos cotidianos que mejoran la vida de los demás!!! Hermosa reflexión profe gracias ✨🩷

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