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El riesgo como identidad

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Por María José Barrionuevo Gallo.

La lógica del riesgo no consiste en evitar peligros, sino en gestionarlos reflexivamente.
Ulrich Beck.

En los últimos meses, las calles del microcentro tucumano se llenaron de jóvenes en bicicleta. A veces van en grupo, otras solos, muchas veces desafiando el tránsito o las miradas adultas. Los medios los llaman bikers, los vecinos se quejan, el Estado observa. Algunos ven descontrol; otros, simplemente adolescencia. Pero detrás de esos pedales hay algo más profundo que una infracción o una moda: hay un síntoma de época.

El sociólogo alemán Ulrich Beck hablaba de la sociedad del riesgo, un tiempo en el que las certezas del pasado —el trabajo estable, la autoridad, la comunidad— se desmoronan, y las personas buscan nuevos modos de afirmarse en medio de la incertidumbre. En ese mundo líquido, donde nada parece durar, el riesgo se transforma en una forma de identidad. Los jóvenes no buscan el peligro por inconsciencia: lo hacen porque los márgenes del peligro son los únicos lugares donde todavía se sienten vivos y reconocidos.

La escena de los bikers encarna esa búsqueda. No hay clubes gratuitos, ni espacios juveniles reales, ni autoridades cercanas. Entonces la calle se vuelve escenario; la bicicleta, su emblema. Allí ensayan libertad, pertenencia y desafío; allí crean un lenguaje propio, hecho de velocidad, adrenalina y exposición. Filmarse, subirlo a redes, cosechar “likes”: todo eso es, también, una manera de decir “existo” en una sociedad que pocas veces los ve.

Beck mostraría que no se trata solo de jóvenes imprudentes, sino de un sistema que ya no ofrece seguridad ni sentido. En su lectura, la desregulación del riesgo es la contracara de la desprotección institucional. Cuando el Estado no acompaña, cuando la escuela no contiene y la familia está agotada, el peligro deja de ser un límite y pasa a ser un refugio: el único terreno donde todavía se puede elegir, decidir y sentir algo propio.

Esto no significa justificar la imprudencia. Significa comprender que la transgresión adolescente no es un error individual, sino una respuesta colectiva ante un mundo que los margina. La calle no es solo un lugar físico: es el último espacio público donde los jóvenes aún pueden hacer visible su existencia. Y cuando la visibilidad es un privilegio, pedalear en el medio de la avenida puede ser un acto de afirmación social.

Frente a esto, las políticas públicas no pueden limitarse a prohibir. Las experiencias de Bogotá, Londres o Rosario muestran que regular con inteligencia es más eficaz que reprimir con fuerza. Rutas seguras, horarios controlados, adultos acompañando, y programas que reconozcan el sentido cultural del fenómeno. No se trata de domesticar la rebeldía, sino de darle cauce y legitimidad.

La sociedad del riesgo que describía Beck no es una teoría lejana: está frente a nosotros cada vez que un grupo de adolescentes pedalea en medio del tránsito porque no encuentra otro lugar donde ser. Y tal vez ese sea el mayor desafío contemporáneo: reconstruir una autoridad que no castigue, sino que escuche; un orden público que no excluya, sino que eduque.

Porque el verdadero peligro no es que los chicos anden en bici por el centro. El verdadero riesgo —como advertiría Beck— es que dejen de hacerlo. Que se apaguen las ganas de salir, de agruparse, de probarse frente al mundo. Que el silencio, la apatía y las pantallas reemplacen al movimiento y al vínculo.

Tal vez, después de todo, no estemos ante una amenaza, sino ante un recordatorio: mientras haya juventud en movimiento, todavía hay una sociedad que puede cambiar de rumbo.

10 COMENTARIOS

  1. Más preciso, imposible , ‼️Y la verdad que después de pandemia hizo que también valoremos nuestros entornos , lugares que frecuentamos sin mirar los alrededores y hoy la visión es de otra forma , como el sentiremos vivos y sobre todos tratar de disfrutar hasta los minimo.

  2. Excelente descripción de una realidad que grita por una solución de manera inteligente. Acompañando el cambio y dando seguridad a los tradicional. Ahora hacen falta las propuestas. Tal vez campeonatos en un lugar seguro, dónde les permita a los adolescentes expresar su cambio. Darles contención con espectáculos hechos por ellos mismos. Felicitaciones por la nota.

  3. Muy buena. La nota es una reflexión profunda sobre la juventud y la sociedad actual. Me gustó cómo se utiliza la cita de Ulrich Beck para entender el comportamiento de los bikers. La idea de que la calle se convierte en un escenario para ensayar libertad y pertenencia es muy poderosa.
    La crítica a las políticas públicas y la necesidad de regular con inteligencia es acertada. Me parece que la nota es un llamado a la reflexión sobre cómo estamos abordando la juventud y la sociedad.

  4. La nota es una reflexión profunda sobre la juventud y la sociedad actual. Me gustó cómo se utiliza la cita de Ulrich Beck para entender el comportamiento de los bikers. La idea de que la calle se convierte en un escenario para ensayar libertad y pertenencia es muy poderosa.
    La crítica a las políticas públicas y la necesidad de regular con inteligencia es acertada. Me parece que la nota es un llamado a la reflexión sobre cómo estamos abordando la juventud y la sociedad.

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