InicioCulturaUNAS DE CAL Y OTRAS DE ARENA

UNAS DE CAL Y OTRAS DE ARENA

Publicado el

Por Daniel Posse. 

Todo aquello que no se puede decir, no hay que callarlo, hay que escribirlo.
Jacques Derrida.

En los territorios de la Cal

En los inicios de noviembre tuvo lugar el XXXIII Encuentro Nacional de Escritores de Monteros, Tucumán: “Manuel Aldonate”, un evento muy significativo que es una suerte de umbral, que funciona desde hace años como un disparador expansivo sobre cómo se piensa o concibe la cultura y sus hacedores, y sobre todo a los escritores y cantautores, desde sus miradas y desde sus concepciones. Es una suerte de resonador, necesario y esencial.

De forma interesante y magistral, el encuentro se ha mantenido en el tiempo, a pesar de algunas interrupciones, pero siempre fue un espacio donde el debate se convocó intentando ser fiel al ideal del iniciador de este, el escritor Manuel Aldonate. Siempre fijando una posición progresista, donde las ideas de la justicia social parecían ser un eje central. Una posición en la que los vectores sociales y, sobre todo, los protagonistas de la cultura local y a nivel regional y nacional fueron y son los protagonistas. Al final de dicho encuentro se redacta un documento llamado “Manifiesto”, donde se centra y condensa la mirada, las opiniones y el posicionamiento crítico con respecto a la política cultural, a la cultura y a sus protagonistas, ya sean gestores oficiales o independientes, artistas o académicos.

Es de destacar que dicho encuentro es un producto del esfuerzo de la “Peña El Tejar”, del “Municipio de Monteros” y de algunos descendientes de Manuel Aldonate, que parecen aportar desde las ganas y su linaje su esfuerzo para que este espacio de encuentro y debate perdure a través del tiempo. No puedo dejar de nombrar a Silvia Ojeda y a Emilio Núñez, que me invocaron desde la paciencia y desde las ganas. A la ofrenda de la amistad de Mirta Cuarterón y la Fundación SUMA, que vino con su artillería de medios y de contactos, y que desde afuera del encuentro estuvieron acompañándome. Al encuentro con Teresita Albarracín y Rosario Rodríguez Mena, que se conectaron conmigo desde la causalidad y la palabra. Con la pericia y esfuerzo de Ricardo Rivas, que registró todo, en un esfuerzo silencioso, periodístico y feroz.

En esos territorios donde se desarrolla el evento, lo positivo es cómo el mismo se desarrolla en instituciones educativas, donde la participación de los alumnos es muy activa, y los procesos de aprendizaje se vuelven experiencias fructíferas y de enorme impacto en las nuevas generaciones. En mi caso en particular, fui entrevistado por un grupo de alumnos de la Escuela Superior de Comercio General San Martín, entrevistas coordinadas por el periodista y escritor Manuel Rivas, donde los estudiantes actuaron no como meros aprendices, sino como profesionales inquietos y llenos de curiosidad, hasta tal extremo que generaron en mí una profunda emoción y conexión. Todos los talleres y lecturas de escritores, y la actuación de los cantautores, fueron organizados de esa forma, para que la interactuación entre artistas y público fuera una experiencia de profunda comunión.

El evento convoca, pero no todos son invitados; serlo es una suerte de elevación en el cosmos literario y artístico, lo que genera diatribas y competencias que muchas veces están más allá del espíritu del encuentro y de los organizadores. Pero quizá lo más relevante sea el intercambio, los actos de camaradería, donde en cada cena y almuerzo el encuentro se corporiza más allá de las lecturas compartidas, y la música y el arte de los cantautores se expanden en un eco que comulga desde las palabras y la música. Este acto expansivo, que culmina en una redacción de un manifiesto, termina siendo una suerte de piedra basal que se renueva y que expresa el sentir de un sector de los hacedores de la cultura, ante una crisis que parece haberse vuelto cada vez más áspera y violenta, donde el poder de turno arremete. Este manifiesto parece ser una suerte de estandarte y resistencia, y tal vez una trinchera. Quizá la virtud más lograda de este encuentro sea haberse mantenido a través del tiempo. En esta ocasión buscó y busca reivindicar su esencia primigenia, convocando actos que recuperan los talleres y los concursos anteriores.

Este documento final habla de cómo accionar contra un neoliberalismo que intenta anular la intervención de un Estado necesario, que regule y sea un actor central en el armado de un andamiaje que, al final, medie, coordine, sostenga y contenga como un punto de apoyo a la cultura y sus actores.

En los Territorios de la Arena

En este territorio donde la cal aparece como todo lo positivo, también estuvo la arena, que con su aridez y sordera arrebató y anuló muchas de las voces presentes. Pareciera que eso de incluir la diversidad fuera más una frase hecha que una actitud real. Como un hombre de izquierda, progresista, me pregunto: ¿no estaríamos cayendo en lo mismo que intentamos combatir o enfrentar? Muchas de estas sorderas y cegueras me recuerdan, hablo por mí mismo, a esa izquierda estructurada, misógina y homofóbica, autoritaria y tradicional, y no a esa izquierda que abrazo y que fue, en gran medida, la que luchó y lucha por la memoria, la inclusión y los derechos humanos, esa que tiene que ver con las vanguardias, esa que en cierto tiempo nos sacó del ostracismo al que había caído la izquierda tradicional.

Debo remarcar que estos episodios no estuvieron armados desde la organización, porque de entrada ellos tuvieron la apertura de invitar e incluir a todos. Estuvo orquestado por los egos enormes y cerrados, en extremo individualistas y atomizados, de un sector de los participantes, que más se regodearon en ellos mismos, en sus propias palabras, en sus propios ecos, en su vanidad, que en escuchar a otros. Un claro ejemplo de esto fue que en las jornadas de lecturas, quienes habían leído muchas veces se marchaban o no asistían a escuchar a otros, y si lo hacían, lo hacían desde la controversia, desde el enfrentamiento, donde la descalificación parecía el lugar común donde un cierto sector caía.

Otro ejemplo fue que algunos de los que participaban, que venían desde los claustros académicos, intentaron dar ejemplos y hablaron de la necesidad de volver a la significancia esencial de palabras como “libertad”, sin poseer la memoria de que cuando navegaban en esos espacios académicos —y el poder detentado por ellos mismos— el autoritarismo y la censura pululaban. Cuánta falta de memoria me asusta y abruma. Y olvidaron que al lado de la palabra libertad deberían ir palabras como tolerancia, respeto, inclusión, equidad, empatía.

Esos seres atomizados y enajenados, que solo se escuchaban a ellos mismos, creían poseer la autoridad de insultar, descalificar con la misma virulencia verbal con que el poder que ahora ocupa el gobierno nacional ejerce una violencia discursiva atroz y encarnizada hacia todo aquel que piensa o cree en algo diferente. ¿No será que la naturalización de la crueldad es algo que, de forma intrínseca, también la practican quienes parecen estar más de nuestro supuesto lado? ¿Y que la acción es parte de una reacción, donde el ida y vuelta parece un rito continuo y casi interminable que se reproduce y hace un eco constante para retroalimentarse?

Al escuchar definiciones que rotulaban a otros como “enfermos”, “infradotados mentales”, me recordaban más a los discursos del actual presidente que a quienes se intentan revalorizar y recuperar desde una tradición poética e intelectual que tuvo siempre el ideal de luchar por un mundo más justo y equitativo. Escuchar o ver registrar egos grandilocuentes, que antes de decir “hola” prefirieron hacer una larga lista de supuestos libros publicados y un currículum que la verdad poco y nada me interesaba escuchar, porque desde la empatía no tenían nada que ofrecer, era como ver a coristas de un escenario periférico y decadente.

O quizás ante las preguntas de un grupo de jóvenes ansiosos a los que les interesaba aprender cuestiones respecto al mercado editorial, en mi caso particular tuve que soportar los gestos obscenos y agresivos de una supuesta poeta ante mi alocución. No le respondí, porque seguro que si lo hacía me acusaría de una supuesta violencia de género; por eso intenté mantenerme al margen, pero pasado un tiempo necesité responder de alguna forma. O quizás esos otros que se autodenominaban historiadores, pero solo hacían referencia a sí mismos o a un sesgo ideológico diminuto y al eco ensordecedor de su soberbia. Allí recordé una definición de ese pecado capital que alguna vez me dio María Sondereguer: “La soberbia es el orgullo de los débiles.”

No pude dejar de recordar a Nicolás Casullo cuando, en unas largas charlas sesudas de café, me repetía una y otra vez que si uno analiza el discurso y el texto —lo lingüístico, lo paralingüístico, lo extralingüístico y lo metalingüístico— siempre vas a saber quién es de verdad ese otro que lo emite. Tal vez muchos de ellos ignoran que el discurso único, cuando se consolida como único, hace implosión, porque solo la resistencia real legitima.

La no-memoria o la memoria selectiva también puede ser una peste. Recuerdo que la Revolución Cubana, una vez que llegó al poder, encarceló a los intelectuales homosexuales que la apoyaron desde una clandestinidad peligrosa; y si dudan de eso, pregúntenle a Lezama Lima, Reinaldo Arenas o a tantos otros. No me importan las justificaciones que seguro saldrán a criticar lo que digo. Soy de izquierda, pero hay cosas que se hicieron en nombre del progresismo que me avergüenzan. Necesitamos de una verdadera autocrítica, si no seguiremos cometiendo los mismos errores de siempre. Y en esos errores los extremos se tocan.

O quizá escuchar a supuestos gestores culturales y artífices de un camino que más estaba ligado a la pereza, o a hablar del mercado de forma negativa, pero que son los primeros mercaderes en aprovecharse de los recursos del Estado para, al final, no hacer nada o hacer solo para ellos. Lo sé: eso no hace mella en el enorme esfuerzo de un grupo de gente que busca revalorizar y mantener un espacio cultural esencial y necesario. Pero necesito decirlo: estaría bueno buscar la forma de debatir sin agresiones ni descalificaciones, estaría bueno buscar la forma de generar espacios de procesos de aprendizaje, donde la experiencia acumulada y las trayectorias generen una suerte de retroalimentación a las nuevas generaciones. Porque si no lo hacemos, nos encontraremos siempre en la situación actual y en un camino que parece bestial, donde las cosas van de mal en peor cada día.

En algo hemos fallado si nos permitimos usar los métodos de quienes criticamos y a los que resistimos, y terminamos siendo parte del mismo engranaje.

Tal vez aún es tiempo de preguntarnos qué hicimos mal, de tener una profunda autocrítica. Mahatma Gandhi decía: “Si vamos ojo por ojo, acabaremos ciegos.” Bertrand Russell, en su libro Los caminos hacia la libertad, decía: “Si obligas a un hombre a hacer el bien, suscitarás en él los caminos legítimos de la libertad, porque él debe hacer el bien porque lo siente, lo piensa y lo ama.” Quizás el camino sea ese: el de enseñar de verdad, el de dejar un legado que no quede solo en palabras acumuladas en el papel o en algún estante.

Que no quede en una dirigencia que usa y usó nuestros discursos para enriquecerse y olvidarse de quienes los llevaron al poder. Que es tiempo de terminar con los nepotismos y de avanzar en la consolidación de una nueva generación de dirigentes que respondan a nuestros ideales. Porque si no, todo termina en un juego vacío de discursos, que en la contienda electoral se enfrentan al poder, pero después son parte de la estructura que mantiene a ese poder en su política de vaciar nuestra cultura y nuestros derechos y logros.

Una cosa más que me parece esencial aclarar desde mí: el mercado es parte esencial, como lo es el Estado. Ambos deben estar. Lo que debemos discutir es la distribución de las riquezas y la toma de conciencia de un plan donde las oportunidades deben ser equitativas, justas e inclusivas. Necesitamos un Estado fuerte y con reglas claras que arbitre. Seguro esta columna va a generar molestias, por eso tardé un tiempo en escribirla. Me prometí a mí mismo que no me importaría la descalificación ni los improperios de los hipócritas. Por eso me quedo con estos versos de Borges, en su poema Fragmento de un Evangelio Apócrifo, que dicen: “Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.”

Al final me quedó el eco de los versos de casi cien poetas y de canciones de artistas extraordinarios; me quedaron los versos de Sergio Lizárraga, de Manuel Rivas, de Guadalupe Albornoz y de María Angélica Albornoz, con la voz y la poesía de Candelaria Rojas Paz y de Jorge Cerrizuela, con los versos rescatados del inmortal Manuel Aldonate por parte de su hija Graciela, que siguen haciendo eco en mi memoria, entre otros. Me quedo con el abrazo de los afectos y la curiosidad intensa de los jóvenes, tanto alumnos como poetas.

Me quedó con la curiosidad de Lucas Ybañez y de Iván Urueña, con los que no estoy de acuerdo, pero festejo poder intercambiar ideas e intentar mostrarles que podemos pensar diferente, pero que no somos enemigos: quizás tal vez solo adversarios, y por qué no, algún día amigos. Que cambiar es posible y que mirar al mundo juntos puede ser un camino. Fuimos tantos entre tantos otros, que hicieron e hicimos de este encuentro algo inolvidable para mí, y que espero volver a ser invitado el año próximo.

28 COMENTARIOS

  1. La lectura de ésta columna me ha sido un goce. En los tiempos modernos que transcurren, días de radicalización y polarización, el hallar honestidad intelectual es un tesoro.
    No podría yo describir de otra mejor forma al encuentro de poetas que “unas de cal y otras de arena”, una analogía de precisión indudable.
    Coincidiré en el reconocimiento de lo bueno, los territorios de la Cal, y agradeceré la autocrítica realizada en los territorios de la Arena.
    Es una preocupación presente para mí también la violencia discursiva ejercida por los ocupantes del poder actual. Considero yo, muchos se limitan a señalar con el dedo buscando culpables, sin embargo, la respuesta al problema se halla en el espejo. Casi como una vista sociológica a la tercera Ley de Newton: Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria. Dónde antes se gritó: Facho, Gorila, Neoliberal, hoy recibe en respuesta un grito igual y contrario: Kuka, zurdo, etc.
    La violencia de arriba, como su rol de representantes, sólo representa la violencia social de las masas que ahí lo pusieron. Bajo dicho diagnóstico, mi conclusión no es otra que terminar con la violencia discursiva desde abajo, hasta que esa paz escale hasta arriba.
    No creo que sea una cuestión de buscar “quién atacó primero”, puesto empezaríamos a retroceder en una cadena de causas y efectos hasta la revolución de Mayo, o quizás incluso antes. El primer paso para mí, es la autocrítica, dicha que encuentro hoy en esta columna y me llena de alegría.
    He de decir que, en mi experiencia debatiendo con los escritores, así como he encontrado con algunos egos y sectarismos, también he encontrado en otros dialogo y debate.

    El encuentro de poetas Manuel Aldonate XXXIII se va como una foto de nuestra sociedad: Profundamente humana, con sus virtudes y sus vicios, negros, blancos y muchos matices. Queda en nosotros seguir trabajando en la preservación del dialogo en espacios como éste.

  2. Una lectura necesaria sobre el Encuentro Nacional de Escritores. Unas de cal y otras de arena nos recuerda que la cultura se construye justamente en esa mezcla: lo fértil que impulsa y lo áspero que incomoda. Me quedo con la honestidad del enfoque, capaz de celebrar el trabajo colectivo sin ocultar las tensiones que aún nos atraviesan. Un texto que invita a pensar, a crear y a sostener espacios verdaderamente abiertos, donde la palabra circule sin ego y con compromiso.
    Espero algún día participar del encuentro.

  3. La nota es un reflejo honesto y necesario sobre el encuentro de escritores: celebra lo mejor de estos espacios, pero también señala sus sombras. Nos recuerda que la cultura se construye con diálogo, HUMILDAD y verdadera apertura. Una invitación a repensar cómo escribimos, cómo escuchamos y cómo habitamos la palabra.
    De cal y de arena es la perfecta analogía.

  4. Daniel. No sé si nos cruzamos en el Ecuentro. Estuve dolo un día y una noche. Presenté mi.libto en la radio. Será por eso que no percibí todo lo que expones . Lo bueno del encuentro es su carácter inclusivo como bien lo.manifiestas en «la de cal» y la recuperación de la palabra libertad devaluada y despejada de su potencia por este gobierno que nos expresa nuestros derechos yenlodac

  5. Sigo aquí mi comentario de tu artículo Daniel pirque se me escapó el texto antes de terminarlo.Al final quise decir que este gobierno nos expopia nuestros derechos y el sentido de las palabras. El presidente y su entorno siniestro banaluzan y ensucian todo. Como vos señalas este momento del Encurntro es un espacio de aire fresco donde luce el arte la magia de la palabra y el encanto de la música. Sobre todo ronda la figura omnipresente del gran poeta Manuel Aldonate. Haces biuen en señalar los egos y la mezquindad de no reconocer y empatizar con el otro. Convivimos con esa pequeñez humana. Parece mentira que quienes se acerquen a la dimensión intensamente humana de la poesía tengan esas mezquindades. En mi caso hay lugares donde me censuran porque hago poesía social y mis imágenes son transparente como si la oscuridad fuera un valor muy importante. Bueno, te felicito por traer a este espacio de Fuga este tema del Encuentro de poetas. Pero yo no le hubiera dado tanto espacio a ,» la arena de la vanidad. Hay que seguir batallando desde la palabra que es una firma de soñar. Un saludo cordial.

  6. Estimado Daniel. Muy buena columna, por un lado, celebro la cal, en primer lugar, porque los pueblos, nosotros mismos debemos sostenernos de las cosas buenas, el «Encuentro Manuel Aldonate» es una de ellas, todo lo que genera en Monteros, en todas las escuelas, la participación y el contacto con los niños y jóvenes es invaluable, para nosotros una generación que aprendimos de Literatura de la mano de escritores ya fallecidos, grandes escritores, entonces el contacto con la poesía, la narrativa y otros formatos junto a sus ideologos resulta exponecialmente positivo. Despertar la curiosidad, las ganas de leer y escribir por parte de todos es el camino.
    Por otro lado, los egos de algunos es algo que solo la persona puede manejar y doblegar.
    La poesía es en sí misma Libertad, y es el lugar para resistir, para aprender del otro, para saldar deudas sociales, aunque sea desde la palabra, este acto de salir a la sociedad y visibilizar lo positivo y lo negativo de un evento de tal relevancia para nosotros, es en sí mismo un acto de libertad.
    El grito es, desde mi lado, el pedido de no callar a los más jóvenes, aprender de ellos que se aníman a decir, a cuestionar, quizás tengan razón, quizás nos den ideas nuevas acordes a estos tiempos, también creo y sostengo que Latinoamérica necesita su propio modelo en lo referente a Cultura y Educación, necesitamos un Estado presente, para universalizar el acceso a los bienes culturales en tanto la gente pueda hacerlo por sus propios medios.
    Hoy donde en miles de familias falta el trabajo, la comida en la mesa, de qué manera la gente va a elegir la cultura o invertir en un libro, o ir a ver una obra de teatro si tiene hambre? El estado debe ser presente, en tanto los gobiernos solucionen la falta de trabajo genuino de las familias, latinoamericanas, argentinas, tucumanas, monterizas.
    Yo grito por un estado presente en cultura y educación.
    Grito para que ninguna opinión, o ideología sea censurada y grito por los escritores de Monteros, ese escritor principiante que va a crecer cuando los egos caigan, grito porque este «Encuentro de poetas» siga sucediendo y porque los mayores, los que pintan canas ayuden a aprender a los que venimos por detrás, de esos hay muchos en Monteros, Silvia Ojeda una de ellas.
    Pulgar abajo para los egos, para los que censuran, para los que monopolizan la palabra y los micrófonos. La única verdad es que la verdad no existe, aún la buscan los filosofos. Existe el diálogo, el respeto ante las verdades de cada uno. Viva el «Encuentro de poetas, escritores y cantautores Manuel Aldonate»

  7. Gracias Daniel por tu impecable mirada. Vale reconocer a los docentes que, desde hace años, se esfuerzan por recibir en las escuelas a los escritores, de la mejor manera, con el mayor respeto, muchas veces, autogestionando presentes y diversos detalles que los visitantes reciben porque lo merecen. Gracias por el espacio dado al encuentro. Con los miles de lectores que te siguen, tu aporte es incuestionable.

  8. Buenas reflexiones Daniel, yo estuve participando en otro ámbito, la escuela Eva Perón secundaria de Monteros que tiene orientación teatro y grande fue mi sorpresa sobre la actitud de los jóvenes que reflexionaron sobre un cuento de mi autoría pero como los temas van eslabonados, el tema teatral emergió de los jóvenes, vivan los jóvenes y la literatura. Fue compartir y disfrutar esa mañana en dicha escuela.

  9. Creo que el arte está en la sencillez de la cosas y que a través de el podemos expresar toda la esencia de nuestro ser ya sea por lo que podemos escribir o plasmar en alguna otra obra,y es eso lo que caracteriza a un artista. Yo creo Daniel que debemos depurar todo aquello que no nos deja llegar a la meta más allá de las diferencias que podamos tener con el entorno que nos rodea,por supuesto que no es fácil pero hay que intentarlo.Felicitaciones por tu columna Daniel,siento profunda administración por aquellos que se expresan de una manera diferente sin arremeter contra otros.

  10. La verdad, tremendamente grafico, se siente plenamente lo vivido!!! Se me ocurre son procesos evolutivos…. lo importante es que sigan construyendo, haciendo, compartiendo y creciendo juntos… gracias por tus palabras. Bonitas Amigo Querido…

  11. Una mirada impecable, una forma de percibir y no callar, rescatar hasta lo humano lo más cercano del arte que promueve entre muchas voces, Pero también decir que esas voces cumplen fundamental. Este hallazgo personal nos hace mirar con conciencia la vida cultural.
    Gracias Daniel. ¡Felicidades es un placer leerte!.

  12. Gracias por este texto que suena fuerte y limpio en el otro lado del océano, en medio de Europa, en Polonia. La idea fundamental y el valor de un intelectual o escritor hoy en día es doble: resaltar lo bueno de la tradición y de las historias que nos han formado, y al mismo tiempo luchar por un mundo mejor en todos los sentidos.
    Nuestras sociedades, incluso aquellas más cercanas a ese ideal que no existe, se rigen por el dinero, giran alrededor del poder e incentivan a ganar o tener cada vez más. La Revolución Cubana es un ejemplo del idealismo perdido por estrangulamiento: situada en medio del mundo bipolar de aquella época y luchando por la justicia donde no la había, por recuperar riquezas acumuladas por locales y foráneos —a veces de forma legítima, otras no tanto, pero siempre fruto del esfuerzo de otros— cayó en la trampa de la espiral de violencias. Cuanto más fuerte era la presión desde el exterior, más fuerte resonaba dentro del país, hasta acabar convirtiéndose en una sombra de sí misma.
    Pasé un año en La Habana en 1989–1990 y vi cómo evolucionaba todo esto desde la perspectiva de un joven que salía de la Polonia socialista: un país pobre, sí, pero con elementos sociales que no existían —o siguen sin existir de forma universal, para todos — incluso en los países más poderosos del mundo: la educación, la sanidad, la investigación… Hoy me comentan que son solo sombras lejanas de sí mismas.
    Por eso debemos orientarnos hacia el futuro recordando el pasado, por supuesto. Un intelectual se lo debe a su entorno, a su comunidad y a sus lectores. Gracias, Daniel, por estas líneas en las que resaltas aspectos de la realidad con una sinceridad que no rehúye la autocrítica, denunciando los egos, las violencias simbólicas, las soberbias y las contradicciones internas del propio espacio cultural progresista; recordándonos que la memoria, la escucha, la humildad y la inclusión son valores que deben practicarse, no solo proclamarse.

  13. Estimado Daniel Posse te agradezco estar en el lado de la cal. Hemos descubierto juntos que Monteros no solo tiene pasado y presente sino que también un futuro brillante en esos jóvenes a los que no les pesará el gran legado que deberán acrecentar. Agradezco a la Peña El Tejar por el esfuerzo que implica organizar un encuentro de estas características. Lo sé por experiencia propia. Los egos siempre existirán. Siempre habrá escritores que se creen los hijos más chicos de Jorge Luis Borges o Alfonsina Storni. Hay que dejarlos que con el ego inflado se eleven a la estratosfera. Nosotros, los que estamos con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, debemos construir la unión regional para lograr la difusión de las Letras que nos hermanan.

  14. Estimado Daniel excelente tu reflexión de los Encuentros de Escritores. He visto en muchas ocasiones presentar Currículos extensos y de pobre producción.
    Es verdad que a veces hay más de cal que de arena, y que el que cree que tiene la verdad, se ausenta para n o escuchar al otro.
    Que es difícil ser empatico , pero debemos aprender a escuchar al otro, a dar lugar a los jóvenes con sus miradas modernas, plurales y diferentes.
    Con la escritura se puede decir mucho y con altura, no hay necesidad de censurar, ni prejuzgar. Aprendamos a respetar y respetarnos, en cuánto a pensamiento y o ideología.
    La soberbia nunca trae buenos resultados.
    Breguemos por seguir siendo libre con nuestra palabra.
    Gracias por tu aporte Daniel.
    Abrazo fraterno

  15. Daniel desde que tengo uso de razon .asi es la sociedad……quien fue el primero .no importa…lo importante es que no hay vistas de cambiar de escribir una historia distinta….perdon pero antes pensaba que el ser humano se iba a despojar del atuendo del egoismo ….pero creo que esta tallada en la piel

  16. Solo poder leer la impecable pluma con la que describe y su metáfora sobre la cal y arena que es también la de la vida misma. Construir desde la narrativa y la poética discursiva. Un gran aporte a la historia tucumana

  17. Estimado Daniel. En muchos puntos estoy de acuerdo a lo manifestado en la nota. No he asistido a dicho evento y no puedo opinar por lo que se vio allí. Pero no difiere mucho de lo que se ve en otros encuentros de escritores, de los que he participado. En ellos están los muy buenos poetas, narradores, que son esencialmente honestos y humildes, ejemplos para los jóvenes que abrazan las letras y los hay aquellos que se consideran superiores, sabihondos que se retiran sin escuchar a los noveles autores . Siempre hay egos en todos los estratos y las letras no escapan a ello. Felicitaciones por tu columna. No se debe callar lo que no se dice.

  18. Felicitaciones Daniel. Mucho de lo expresado en tu columna ocurre en los Encuentros de Escritores porque a veces parecen encuentros de currículum, con el famoso «yo…yo…yo». Me parece acertado quedarse con lo que realmente nos enriquece, el afecto verdadero y la presencia de los jóvenes que acuden y que muchas veces, salen decepcionados. Un gran abrazo desde Jujuy.

Responder a Sergio Darío Cancelar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

últimas noticas

CAPITALISMO ROJO

Por José Mariano & Catalina Lonac. Toda época crea las palabras que necesita para sobrevivir. Walter...

El Carnaval de las Vanidades

Por Daniel Posse.  La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política. Francisco...

Estereotipos

Por Daniela López Testa. Aristóteles decía que el hombre era un bípedo implume. Esa definición...

La reconstrucción moral de la República

Por Fernando Crivelli Posse. Quien no es fiel a lo esencial, terminará traicionándose a sí...

Más noticias

CAPITALISMO ROJO

Por José Mariano & Catalina Lonac. Toda época crea las palabras que necesita para sobrevivir. Walter...

El Carnaval de las Vanidades

Por Daniel Posse.  La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política. Francisco...

Estereotipos

Por Daniela López Testa. Aristóteles decía que el hombre era un bípedo implume. Esa definición...