por Pablo Donzelli.
En un momento dado comprobé que ya no puedo hacer la Efe de carta. Sí, esa que hacía un firulete para arriba, un firulete para abajo y después daba una vueltita atándola para que se parezca a un regalo de feliz cumpleaños. Pruebe hacer la Efe. Ya sé, no tiene lapicera, y menos un lápiz con el que también podría estar dibujando. No, ahora, tecleamos. Y vamos perdiendo habilidades. Dicen que cuando escribís a mano se te aclaran las ideas, ejercitás la concentración mental, activás la memoria, fomentás la perseverancia, favorece la asociación de ideas y el razonamiento lógico. También evita la ansiedad, combate el estrés, favorece la creatividad y ayuda a cumplir sueños. ¿Será el modo vertiginoso en que va el mundo a un posible desastre de magnitudes la consecuencia de utilizar el teclado?
El papel que utilizamos aún para intercambiar valores tiende a desaparecer. Cada vez son más las compras digitales en la que el dinero está en una nube y con nuestro celular lo hacemos pasar por un satélite y finalmente va para otra persona que lo almacenará en otra nube, o tal vez en la misma. Y cuando queremos ir a cualquier lugar del mundo, ya casi no bajamos la ventanilla para preguntarle al señor que toma mates sentado en una silla con su familia. Directamente acudimos a esa señora que mapa digital mediante, nos va indicando los metros para llegar a nuestro destino.
Antes te acordabas de memoria el día del cumpleaños de los más íntimos. Como muestra de amor, no hacía falta anotarlos, y llegado el momento, ibas personalmente a saludarlo. Si no era tan cercano, ahí estaba la agenda y un llamado por teléfono ya estaba bien. Ahora, hoy, el Facebook me recuerda que once personas cumplen años, once personas que según esta misma aplicación, son mis amigos. Y a algunas, no las conozco. ¿Qué se hace? Cada uno de los cumpleañeros recibirá más de cien saludos durante el día, deja de ser importante si dejo el mío. Pero… ¿si los cuenta? ¿Si el año pasado lo saludaron ciento veinte personas y este año bajó a ciento cinco? ¿al no saludarlo, al notar que las felicitaciones bajaron, ayudo a arruinarle un día tan importante?
Y llega la inteligencia artificial. Un amigo que la está estudiando de cerca me dice que “busca patrones profundos a nivel semántico, sintáctico y pragmático, en volúmenes gigantes de información, principalmente lenguaje natural producido por humanos. Así adivina cómo construir el sentido”. Si entendí bien, es lo que hace nuestro cerebro con energía propia desde el lenguaje nuestro.
Estamos en pleno debate de lo que nos espera a partir de la IA. Hay quienes se tiraron de cabeza a estudiarla como mi amigo para poder estar en la cresta de la ola, pero si esa ola es un tsunami no les valdrá de mucho. James Cameron dice que nos avisó con la temible Terminator pero que no estamos escuchando, o confiamos en volver del futuro. Falta poco tiempo para saberlo. Mientras tanto practico la Efe y todas las demás letras, la verdad, porque ahora que pruebo, me doy cuenta que me cuesta escribir a mano dos renglones seguidos.